Se trata de un conflicto familiar que no fue a mediación, pero que podría ser mediable, llegaron a un acuerdo que se plasmó en un protocolo familiar.
La hermana de mi padre, Carmen, es propietaria de un bar, situado en un polígono industrial, en el que sirven comidas al mediodía. Mi tía Carmen tiene 72 años, y vive en el piso de arriba del bar. Los clientes del bar son gente que hace ruta, así como personal de oficinas de las naves industriales.
Mi tía Carmen tiene alquilado el bar a sus dos hijos, mis primos; Carlos, y Jose, de 48 y 46 años respectivamente, quienes han constituido una S.L., con el mismo número de participaciones.
El precio del alquiler del local es de 1.200 euros. Los beneficios netos que mis primos se reparten ascienden a unos 2.600 euros mensuales cada uno, con ligeras oscilaciones.
Carlos está casado con Raquel, de 44 años, con la que tiene dos hijos, Pedro, de 19 años, y Mario de 10 años. Pedro acude los viernes y sábados al mediodía para ayudar en el bar, a cambio de una paga de 50 euros los dos días, más un porcentaje de las propinas.
Mi tía Carmen acude cada mediodía para trabajar en la cocina del bar, como hacía antes de estar jubilada, percibe una pensión de jubilación de 800 euros mensuales.
Raquel, la mujer de Carlos, también trabaja en la cocina, si bien acude cada día a las 7 de la mañana para preparar los desayunos, y deja el bar a las 5 de la tarde, una vez ha limpiado la cocina: Percibe un sueldo en B de 700 euros, ya que no está dada de alta en la seguridad social.
José lleva el bar y sirve las comidas. Carlos además de llevar el bar se ocupa de todas las compras y gestiona el negocio, también sirve las comidas cuando hace falta.
José se ha divorciado recientemente, y está pagando una pensión alimenticia de 700 euros mensuales para sus dos hijos, además del alquiler de un piso, 800 euros mensuales, y la mitad de la hipoteca de la vivienda familiar, 320 euros. Le queda por pagar 42.000 euros.
Carlos y Raquel están pagando una hipoteca de 720 euros, les queda por pagar 32.000 euros, si bien no pagan nada de estudios de su hijo pequeño, ni la universidad de su hijo mayor, por ser centros públicos.
José ha planteado dejar el negocio familiar pero quiere que Carlos le compre su parte. Pide dos años de sueldo.
Si el conflicto familiar hubiera sido planteado en mediación, al ser cuatro los mediados trabajaría en comediación. Trato de conducir el proceso en un clima de colaboración, que hay co-construir con los mediados.
Primero que los mediados expusieran los motivos que les han traído a mediación, obtener información sobre su postura en el conflicto, manteniendo una escucha activa y con empatía, propiciando un clima de confianza
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elizabethsantoyUn anciano fallece. En las puertas del cielo se encuentra con San Pedro que le dice: “Te has portado muy bien en la vida, así que como premio puedes pedir lo que más te apetezca, el deseo que más te gustaría colmar”. El anciano se toma un tiempo y responde que le encantaría hacerle una pregunta a Dios. “Y qué quieres preguntarle”, inquiere San Pedro. “Quiero preguntarle si algún día se acabarán los conflictos entre los hombres”. Se le concede el deseo y se presenta ante Dios. Le lanza la interrogación que tanto le espolea. Dios le responde: “Tengo buenas y malas noticias para esa pregunta. ¿Por cuál quieres que empiece?”. El anciano le invita a empezar por la buena. Dios le comenta con voz concluyente: “La buena noticia es que algún día se acabarán los conflictos. La mala es que no será durante mi existencia”.
Se trata de un conflicto familiar que no fue a mediación, pero que podría ser mediable, llegaron a un acuerdo que se plasmó en un protocolo familiar.
La hermana de mi padre, Carmen, es propietaria de un bar, situado en un polígono industrial, en el que sirven comidas al mediodía. Mi tía Carmen tiene 72 años, y vive en el piso de arriba del bar. Los clientes del bar son gente que hace ruta, así como personal de oficinas de las naves industriales.
Mi tía Carmen tiene alquilado el bar a sus dos hijos, mis primos; Carlos, y Jose, de 48 y 46 años respectivamente, quienes han constituido una S.L., con el mismo número de participaciones.
El precio del alquiler del local es de 1.200 euros. Los beneficios netos que mis primos se reparten ascienden a unos 2.600 euros mensuales cada uno, con ligeras oscilaciones.
Carlos está casado con Raquel, de 44 años, con la que tiene dos hijos, Pedro, de 19 años, y Mario de 10 años. Pedro acude los viernes y sábados al mediodía para ayudar en el bar, a cambio de una paga de 50 euros los dos días, más un porcentaje de las propinas.
Mi tía Carmen acude cada mediodía para trabajar en la cocina del bar, como hacía antes de estar jubilada, percibe una pensión de jubilación de 800 euros mensuales.
Raquel, la mujer de Carlos, también trabaja en la cocina, si bien acude cada día a las 7 de la mañana para preparar los desayunos, y deja el bar a las 5 de la tarde, una vez ha limpiado la cocina: Percibe un sueldo en B de 700 euros, ya que no está dada de alta en la seguridad social.
José lleva el bar y sirve las comidas. Carlos además de llevar el bar se ocupa de todas las compras y gestiona el negocio, también sirve las comidas cuando hace falta.
José se ha divorciado recientemente, y está pagando una pensión alimenticia de 700 euros mensuales para sus dos hijos, además del alquiler de un piso, 800 euros mensuales, y la mitad de la hipoteca de la vivienda familiar, 320 euros. Le queda por pagar 42.000 euros.
Carlos y Raquel están pagando una hipoteca de 720 euros, les queda por pagar 32.000 euros, si bien no pagan nada de estudios de su hijo pequeño, ni la universidad de su hijo mayor, por ser centros públicos.
José ha planteado dejar el negocio familiar pero quiere que Carlos le compre su parte. Pide dos años de sueldo.
Si el conflicto familiar hubiera sido planteado en mediación, al ser cuatro los mediados trabajaría en comediación. Trato de conducir el proceso en un clima de colaboración, que hay co-construir con los mediados.
Primero que los mediados expusieran los motivos que les han traído a mediación, obtener información sobre su postura en el conflicto, manteniendo una escucha activa y con empatía, propiciando un clima de confianza