Si bien las tasas de pobreza en el mundo se han reducido a más de la mitad desde el año 2000, la pandemia de COVID-19 podría aumentar la pobreza a nivel mundial hasta llegar a afectar a 500 millones de personas más, o lo que es lo mismo, a un 8% más de la población total mundial. En abril de 2020, las Naciones Unidas emitieron un Marco de la ONU para la respuesta socioeconómica inmediata ante el COVID-19 y crearon la Fondo del Secretario General de las Naciones Unidas para la Respuesta y Recuperación en relación con el COVID-19. Antes de la pandemia, se habían logrado avances significativos en muchos países de Asia oriental y sudoriental, pero casi el 42 por ciento de la población del África Subsahariana continúa viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
¿Qué es la pobreza?
La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles. Es un problema de derechos humanos. Entre las distintas manifestaciones de la pobreza figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud. En 2015, más de 736 millones de personas vivían por debajo del umbral de pobreza internacional. Actualmente, alrededor del diez por ciento de la población mundial vive en la pobreza extrema y tiene dificultades para cubrir sus necesidades más básicas, como la salud, la educación y el acceso al agua y al saneamiento, entre otras cosas. Hoy en día, hay 122 mujeres de entre 25 y 34 años que viven en la pobreza por cada 100 hombres del mismo grupo de edad, y más de 160 millones de niños corren el riesgo de seguir viviendo en la pobreza extrema en 2030.
Datos destacables sobre la pobreza
Unos 736 millones de personas vivían con menos de 1,90 dólares diarios en 2015.
Se espera que Asia meridional y África subsahariana experimenten los mayores aumentos de la pobreza extrema, con 32 millones y 26 millones de personas adicionales, respectivamente, que viven por debajo del umbral de pobreza como resultado de la pandemia.
La proporción de trabajadores del mundo que viven en la pobreza extrema se redujo a la mitad durante la última década: del 14,3% en 2010 al 7,1% en 2019.
Incluso antes de COVID-19, las proyecciones de referencia sugerían que el 6% de la población mundial seguiría viviendo en la pobreza extrema en 2030, sin alcanzar el objetivo de acabar con la pobreza. Las consecuencias de la pandemia amenazan con empujar a más de 70 millones de personas a la pobreza extrema.
Uno de cada cinco niños vive en la pobreza extrema, y los efectos negativos de la pobreza y la privación en los primeros años tienen ramificaciones que pueden durar toda la vida.
En 2016, el 55% de la población mundial, unos 4000 millones de personas, no se benefició de ninguna forma de protección social.
Respuesta:
Si bien las tasas de pobreza en el mundo se han reducido a más de la mitad desde el año 2000, la pandemia de COVID-19 podría aumentar la pobreza a nivel mundial hasta llegar a afectar a 500 millones de personas más, o lo que es lo mismo, a un 8% más de la población total mundial. En abril de 2020, las Naciones Unidas emitieron un Marco de la ONU para la respuesta socioeconómica inmediata ante el COVID-19 y crearon la Fondo del Secretario General de las Naciones Unidas para la Respuesta y Recuperación en relación con el COVID-19. Antes de la pandemia, se habían logrado avances significativos en muchos países de Asia oriental y sudoriental, pero casi el 42 por ciento de la población del África Subsahariana continúa viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
¿Qué es la pobreza?
La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles. Es un problema de derechos humanos. Entre las distintas manifestaciones de la pobreza figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud. En 2015, más de 736 millones de personas vivían por debajo del umbral de pobreza internacional. Actualmente, alrededor del diez por ciento de la población mundial vive en la pobreza extrema y tiene dificultades para cubrir sus necesidades más básicas, como la salud, la educación y el acceso al agua y al saneamiento, entre otras cosas. Hoy en día, hay 122 mujeres de entre 25 y 34 años que viven en la pobreza por cada 100 hombres del mismo grupo de edad, y más de 160 millones de niños corren el riesgo de seguir viviendo en la pobreza extrema en 2030.
Datos destacables sobre la pobreza
Unos 736 millones de personas vivían con menos de 1,90 dólares diarios en 2015.
Se espera que Asia meridional y África subsahariana experimenten los mayores aumentos de la pobreza extrema, con 32 millones y 26 millones de personas adicionales, respectivamente, que viven por debajo del umbral de pobreza como resultado de la pandemia.
La proporción de trabajadores del mundo que viven en la pobreza extrema se redujo a la mitad durante la última década: del 14,3% en 2010 al 7,1% en 2019.
Incluso antes de COVID-19, las proyecciones de referencia sugerían que el 6% de la población mundial seguiría viviendo en la pobreza extrema en 2030, sin alcanzar el objetivo de acabar con la pobreza. Las consecuencias de la pandemia amenazan con empujar a más de 70 millones de personas a la pobreza extrema.
Uno de cada cinco niños vive en la pobreza extrema, y los efectos negativos de la pobreza y la privación en los primeros años tienen ramificaciones que pueden durar toda la vida.
En 2016, el 55% de la población mundial, unos 4000 millones de personas, no se benefició de ninguna forma de protección social.