Alexia20004
La violencia Antes se pensaba que era normal que los niñ(as) se agrerieran y que al que molestaban se debía de aguantar.Hoy sabemos que el que se aguanta pierde.
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DAFNE7
LA CUARESMA Cuando era niño la vida era más sencilla. Teníamos todo un mundo por descubrir. Vivía en Colón. Para estos días de Cuaresma mis papás nos llevaban a mis hermanos y a mí a los estacionamientos del supermercado Mónaco donde cada noche pasaban películas al aire libre sobre la vida de Jesús.
Recuerdo el lugar lleno de niños y abuelos. Recuerdo sus gestos y expresiones ante esta escena: "Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras". Vagamente recuerdo los gemidos de angustia de los presentes cuando lo clavaban en aquella cruz.
Jesús siempre fue mi mejor amigo. Era mi vecino. Vivía en frente de mi casa, en una hermosa capilla de las Siervas de María. En mi inocencia lo visitaba cada mañana y le preguntaba por su vida, impresionado por lo que veía la noche anterior. Sufría con Él y no quería herirlo con mis pecados. Quería consolarlo, amarlo, acompañarlo en esos momentos tan difíciles.
De grande he descubierto que la respuesta siempre estuvo frente a mí, en el Sagrario. Es allí donde busco y encuentro. En el sagrario encuentro todas mis respuestas. Mi vida empieza y termina en el Sagrario.
Esta Cuaresma quiero que sea especial, diferente. Que no pase desapercibida. Por eso le haré compañía a Jesús, cada día, en algún momento, ante el Sagrario. Y le diré: "Aquí estoy. Vine por ti".
Cuando era niño la vida era más sencilla. Teníamos todo un mundo por descubrir. Vivía en Colón. Para estos días de Cuaresma mis papás nos llevaban a mis hermanos y a mí a los estacionamientos del supermercado Mónaco donde cada noche pasaban películas al aire libre sobre la vida de Jesús.
Recuerdo el lugar lleno de niños y abuelos. Recuerdo sus gestos y expresiones ante esta escena: "Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras". Vagamente recuerdo los gemidos de angustia de los presentes cuando lo clavaban en aquella cruz.
Jesús siempre fue mi mejor amigo. Era mi vecino. Vivía en frente de mi casa, en una hermosa capilla de las Siervas de María. En mi inocencia lo visitaba cada mañana y le preguntaba por su vida, impresionado por lo que veía la noche anterior. Sufría con Él y no quería herirlo con mis pecados. Quería consolarlo, amarlo, acompañarlo en esos momentos tan difíciles.
De grande he descubierto que la respuesta siempre estuvo frente a mí, en el Sagrario. Es allí donde busco y encuentro. En el sagrario encuentro todas mis respuestas. Mi vida empieza y termina en el Sagrario.
Esta Cuaresma quiero que sea especial, diferente. Que no pase desapercibida. Por eso le haré compañía a Jesús, cada día, en algún momento, ante el Sagrario. Y le diré: "Aquí estoy. Vine por ti".