Función referencial o representativa (centrada en el referente): esta función está presente casi en cualquier tipo de mensaje y sirve para informar objetivamente sobre cualquier aspecto del mundo real o de universos imaginarios (hoy es miércoles, me gusta la sopa, las ondinas habitan en el fondo de zonas acuáticas, etc)
Función expresiva o emotiva (centrada en el emisor): indica el estado emocional del emisor, su aptitud ante el contenido de lo que está diciendo, o su nivel sociocultural. Los procedimientos lingüísticos propios de esta función son las interjecciones ¡Ay! ¡OH!, las oraciones exclamativas, alteración del orden de las palabras, empleo de aumentativos y diminutivos, determinado vocabulario.
Función apelativa o conativa (centrada en el receptor): mediante esta función el emisor espera conseguir una reacción o respuesta por parte del receptor. Es la función propia del mandato y de la pregunta. Es característica de la publicidad. Utiliza recursos lingüísticos como el imperativo, preguntas, diminutivo, determinado vocabulario.
No haces caso de tu pobre mama.
Una limosnita, por favor.
Función fática (centrada en el canal): esta función sirve para comprobar que el canal sigue abierto y que se está produciendo la comunicación, no tiene contenido informativo. Suele tratarse de formas de cortesía (dígame) Algunos mensajes tienen fuerte contenido de esta función y se dan situaciones donde el silencio es incomodo.
Función poética (centrada en el mensaje): es propia del lenguaje literario, aunque no exclusivamente de éste, pues la publicidad, refranes, o la lengua coloquial utilizan a menudo los recursos propios de esta función. Gracias a la función poética el receptor experimenta una sensación de sorpresa y muchas veces una sensación estética. Los recursos lingüísticos son variadísimos, pues en un mensaje de carácter poético cada una de las palabras seleccionadas se ponen en relación con el contexto en el que se inscriben; así se produce una serie de repeticiones llamadas “recurrencias” que caracterizan al lenguaje poético.
Función metalingüística (centrada en el código): se da esa función cuando la lengua se toma a si misma como referente, es decir, cada vez que utilizamos la lengua para hablar de la lengua.
Función referencial o representativa (centrada en el referente): esta función está presente casi en cualquier tipo de mensaje y sirve para informar objetivamente sobre cualquier aspecto del mundo real o de universos imaginarios (hoy es miércoles, me gusta la sopa, las ondinas habitan en el fondo de zonas acuáticas, etc)
Función expresiva o emotiva (centrada en el emisor): indica el estado emocional del emisor, su aptitud ante el contenido de lo que está diciendo, o su nivel sociocultural. Los procedimientos lingüísticos propios de esta función son las interjecciones ¡Ay! ¡OH!, las oraciones exclamativas, alteración del orden de las palabras, empleo de aumentativos y diminutivos, determinado vocabulario.
Función apelativa o conativa (centrada en el receptor): mediante esta función el emisor espera conseguir una reacción o respuesta por parte del receptor. Es la función propia del mandato y de la pregunta. Es característica de la publicidad. Utiliza recursos lingüísticos como el imperativo, preguntas, diminutivo, determinado vocabulario.
No haces caso de tu pobre mama.
Una limosnita, por favor.
Función fática (centrada en el canal): esta función sirve para comprobar que el canal sigue abierto y que se está produciendo la comunicación, no tiene contenido informativo. Suele tratarse de formas de cortesía (dígame) Algunos mensajes tienen fuerte contenido de esta función y se dan situaciones donde el silencio es incomodo.
Función poética (centrada en el mensaje): es propia del lenguaje literario, aunque no exclusivamente de éste, pues la publicidad, refranes, o la lengua coloquial utilizan a menudo los recursos propios de esta función. Gracias a la función poética el receptor experimenta una sensación de sorpresa y muchas veces una sensación estética. Los recursos lingüísticos son variadísimos, pues en un mensaje de carácter poético cada una de las palabras seleccionadas se ponen en relación con el contexto en el que se inscriben; así se produce una serie de repeticiones llamadas “recurrencias” que caracterizan al lenguaje poético.
Función metalingüística (centrada en el código): se da esa función cuando la lengua se toma a si misma como referente, es decir, cada vez que utilizamos la lengua para hablar de la lengua.