Un mapa genético nos permite analizar las regiones cromosómicas donde puedan ubicarse genes responsables de una determinada característica y en su caso identificarlos. Esto permite a los investigadores reducir a unos miles o centenares de miles de pares de bases la zona de análisis. La construcción de estos mapas permite en una primera fase identificar marcadores moleculares (fragmentos de ADN) asociados a un gen de interés. Si la distancia que separa en el cromosoma a estos marcadores del gen que buscamos es pequeña (baja probabilidad de recombinación) podemos emplear el análisis de estas regiones de ADN para identificar aquellos individuos que con mayor probabilidad sean portadores de una determinada forma (alelo) del gen responsable del carácter o enfermedad estudiada.
Muchas de las enfermedades hereditarias descritas en el perro ocurren de forma predominante o exclusiva en algunas razas, como consecuencia de los niveles considerables de consanguinidad que se alcanzan al estar las poblaciones muy relacionadas genéticamente. Si además consideramos que en la selección para fijar algunos caracteres deseados en muchas razas, el n mero de reproductores se reduce considerablemente, poder distinguir a los animales portadores de anomalías resulta de enorme interés. Poder alcanzar estos objetivos, asícomo identificar la base genética que produce diferencias morfológicas y de comportamiento entre razas depende, como hemos visto, del desarrollo de un completo mapa genético del perro.
Un mapa genético nos permite analizar las regiones cromosómicas donde puedan ubicarse genes responsables de una determinada característica y en su caso identificarlos. Esto permite a los investigadores reducir a unos miles o centenares de miles de pares de bases la zona de análisis. La construcción de estos mapas permite en una primera fase identificar marcadores moleculares (fragmentos de ADN) asociados a un gen de interés. Si la distancia que separa en el cromosoma a estos marcadores del gen que buscamos es pequeña (baja probabilidad de recombinación) podemos emplear el análisis de estas regiones de ADN para identificar aquellos individuos que con mayor probabilidad sean portadores de una determinada forma (alelo) del gen responsable del carácter o enfermedad estudiada.
Muchas de las enfermedades hereditarias descritas en el perro ocurren de forma predominante o exclusiva en algunas razas, como consecuencia de los niveles considerables de consanguinidad que se alcanzan al estar las poblaciones muy relacionadas genéticamente. Si además consideramos que en la selección para fijar algunos caracteres deseados en muchas razas, el n mero de reproductores se reduce considerablemente, poder distinguir a los animales portadores de anomalías resulta de enorme interés. Poder alcanzar estos objetivos, asícomo identificar la base genética que produce diferencias morfológicas y de comportamiento entre razas depende, como hemos visto, del desarrollo de un completo mapa genético del perro.