mariangelaceden
LOS NIÑOS MÁRTIRES DE CHAPULTEPECIComo renuevos cuyos aliñosun viento helado marchita en flor,asi cayeron los héroes niñosante las balas del invasor.Allí fue… los sabinos la cimeracon sortijas de plata remecían;cantaba nuestra eterna primaverasu himno al sol: era diáfana la esfera;perfumaba la flor… ¡y ellos morían!Allí fue… los volcanes en sus viejosalbornoces de nieve se envolvían,perfilando sus moles a lo lejos;era el valle una fiesta de reflejos,de frescura, de luz… ¡y ellos morían!Allí fue… Saludaba el mundo el cielo,y al divino saludo respondíanlos árboles, la brisa, el arroyuelo,los nidos con su trino del polluelo,las rosas con su olor… ¡ y ellos morían!Morían cuando apenas el enhiestobotón daba sus pétalos precoces,privilegiados por la suerte en esto:que los que aman los dioses mueren presto¡y ellos eran amados de los dioses!Sí, los dioses la linfa bullidoracegaban de esos puros manantiales,espejos de las hadas y de Flora,y juntaban la noche con la auroracomo pasa en los climas boreales.Los dioses nos robaron el tesorode esas almas de niños que se abríana la vida y al bien, cantando en coro…Allí fue… la mañana era de oro,Septiembre estaba en flor….¡y ellos morían!IINo fue su muerte conjunción fébeani puesta meláncolica de Diana,síno eclipse de Vésper, que recrealos cielos con su luz, y parpadeay cede ante el fulgor de la mañana.Morir cuando la tumba nos reclama,cuando la dicha suspirando quedó,“¡Adios!”, murmura, y se extinguió la llamade la fe, y aunque todo dice…”¡Ama!”,responde el corazón: “¡Si ya no puedo…!”.Cuando sólo escuchamos donde quieradel tedio el gran monologar eterno,y en vano desparrama Primaverasu florido caudal en la pradera,porque dentro llevamos el Invierno,bien está… más partir en pleno día,cuando el sol glorifica la jornada,cuando todo en el pecho ama y confía,y la Vida, Julieta enamorada,nos dice: “¡No te vayas todavía!”;y forma la ilusión mundos de encaje,y los troncos de savia están henchidosy las frondas perfuman los boscajes,y los nidos salpican los frondajes,y las aves arrullan en los nidos,es cruel… mas, entonces, ¿por qué ahoramuestra galas el Bosque y duce aliños?¿Por qué canta el clarín con voz sonora?¿Por qué nadie está triste, nadie lloradelante del recuerdo de esos niños?Porque más que la vida, bien pequeño;porque más que la gloria, que es un sueño;porque más que el amor, vale, de fijo,la divina oblación, y en una losaeste bello epitafio: “Aqui reposa;dio su sangre a la Patria: ¡Era un buen hijo!”IIIDescansa, juventud, ya sin anhelo,serena como un dios, bajo las floresde que es pródigo siempre nuestro suelo;descansa bajo el patio de tu cieloy el santo pabellón de tres colores.Descansa, y que liricen tus hazañaslas voces del terral en los palmares,y las voces del céfiro en las cañas,las voces del pinar en las montañasy la voz de las ondas en los mares.Descansa, y que tu ejemplo persevere,que el amor al derecho siempre avive;y que en tanto que el pueblo que te quieremurmura en tu sepulcro: “¡Así se muere!”la fama cante en él: “¡Así se vive!”.IVSeñor, en cuanto a ti, dos veces bravo,que aqui defiendes el hollado suelotras haber defendido el suelo esclavo,y hoy en sitio dormirás al cabodonde el águila azteca posó el vuelo;Señor, en cuanto a ti, que noble y fuerte,llegaste del perdón al heroísmo,perdonando en tu triunfo a quien la muertedio a tu padre infeliz, y de esta suertevenciéndote dos veces a ti mismo:¡Ven, únete a esos niños como hermanomayor, pues que su gloria fue tu gloria,y llévalos contigo de la manohacia el solio de Jove soberanoy a las puertas de bronce de la Historia!Amado Nervo, Septiembre de 1903
la cristiada de Hojeda