mpresionado por lo real que se veía la sangre en su televisor, muy diferente a la animación de todo el show.
El joven adelantó un poco el episodio hasta un momento donde Oso era confrontado por una de las mascotas de Mas ha: Oso panda, a quien Oso le contestó arrebatándole la vida. El muchacho pudo salir de su trance y vomitó, pero cuando volvió a poner los ojos en la pantalla, horrorizado observó como Oso se encontraba apuñalando los cadáveres de sus amigos. Después la imagen cambió drásticamente y se vio la foto de un niño sin ojos para una fracción de segundo, y luego, se convirtió en Oso destrozando el robot. Un corte rápido mostró a Oso destruyendo su casa, otro colocando un letrero de “Se vende” y otro llorando en una celda de manicomio, finalmente se presentaron los créditos, era una pantalla negra con música triste y una advertencia al final: «Oso te atrapará en 8 años».
En el siglo XVIII existía siempre el peligro de que cualquiera que dijese o escribiese cosas sin sentido fuera declarado loco. Samuel Foote no estaba loco, pero era un actor más interesado en el sonido que en el significado. Christopher Smart estaba loco, ciertamente, pero era muy religioso, y su inmensa A song to David (Un canto a David), escrita cuando se hallaba confinado en un manicomio, pone en relación el sinsentdo de la locura con el éxtasis religioso.
Explicación:
Mejor sería tener mucho cuidado al condenar como algo sin sentido los delirios de un fanático embriagado de Dios. Pero al final del siglo llegó William Blake, cuya aparente falta de sentido estalla a menudo en un sentido devastador. Tomemos una línea de uno de sus interminables poemas épicos: "Ve a Scofild: pregúntale si es Bath o Canterbury". Esto tiene sentido si desciframos el muy personal simbolismo de Blake (aunque el simbolismo muy personal suele no admitir el mundo real, y ganarse la acusación de locura).
Respuesta:
En el siglo XVIII existía siempre el peligro de que cualquiera que dijese o escribiese cosas sin sentido fuera declarado loco. Samuel Foote no estaba loco, pero era un actor más interesado en el sonido que en el significado. Christopher Smart estaba loco, ciertamente, pero era muy religioso, y su inmensa A song to David (Un canto a David), escrita cuando se hallaba confinado en un manicomio, pone en relación el sinsentdo de la locura con el éxtasis religioso.
Explicación:
Mejor sería tener mucho cuidado al condenar como algo sin sentido los delirios de un fanático embriagado de Dios. Pero al final del siglo llegó William Blake, cuya aparente falta de sentido estalla a menudo en un sentido devastador. Tomemos una línea de uno de sus interminables poemas épicos: "Ve a Scofild: pregúntale si es Bath o Canterbury". Esto tiene sentido si desciframos el muy personal simbolismo de Blake (aunque el simbolismo muy personal suele no admitir el mundo real, y ganarse la acusación de locura).