El abuelo se llamaba José y el niño le llamaba papá Sesé o viejo, cuenta la historia que era un hombre tierno, muy sabio, a veces un poquito cascarrabias, así son todos los abuelos pero con algo especial, curioso y aventurero.
Lo que más recordaba eran sus ojos pícaros y traviesos, usaba un sombrero de corcho blanco como su barba, un par de botas de caucho y un pantalón descolorido.
Mi abuelo era como un topo. Todo lo hurgaba. Pertenecía a esa clase de hombres que no se contentan con saber las cosas de oídas. El tenía que conocerlas. Si se hablaban del barro, no descansaba hasta embadurnarse con él. Solo así se sentía satisfecho.
Leía mucho, caminaba mucho, viajaba mucho. Todo lo estudiaba y lo observaba. En sus bolsillos siempre había una libreta en la que iba tomando notas.
En su juventud cambiaba casi a diario de oficio. Esto era común en sus tiempos. Mi abuelo contaba que recorrió valles y montañas excavando en la tierra con la idea de hallar un tesoro enterrado por los indígenas. Nunca encontró nada.
Luego, a comienzos de este siglo, cuando en el país se empezaron a construir las carreteras, mi abuelo fue de los
que se unieron a los hombres que abrieron montañas para dar paso a los caminos.
Fue tambien comerciante, agente viajero y amigo de los arrieros. Se sentía orgulloso de conocer su país de norte a sur y de oriente a occidente. “viaje por ríos, valles y montañas.
Solo me acompañaba una brújula: amaba las estrellas. La astronomía fue su ultima pasión.
Al morir me dejo un baul. En el encontre un globo, un telescopio, mapas, libros, fotografias, un monton de libretas y papeles sueltos repletos de notas
hacer 6 preguntas tipo ICFES y sus respectivas respuestas a,b,c
5) ¿Cómo se sentía satisfecho el abuelo? se sentía satisfecho cuando se embadurnaba de lodo. 6) ¿Qué había en los bolsillos del abuelo? una libreta