sandroquispe16quí no se corre, ni hay prisas, como las tenían María, Pedro y Juan: “echó a correr”, “los dos corrían juntos”, los procesos son más lentos y llevan su tiempo. Begoña es una religiosa, que cuatro noches a la semana atiende en el barrio “Chino” de su ciudad a un buen grupo de prostitutas. Su congregación tiene un local por el que se puede pasar a ducharse, cambiarse de ropa, tomar un café o simplemente a charlar. Es estos años, son varias las mujeres que lo han dejado, a las que ha visto rehabilitar su vida, escapar de las mafias y llevar una vida aparentemente “normal”.
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qwert1234no se corre, ni hay prisas, como las tenían María, Pedro y Juan: “echó a correr”, “los dos corrían juntos”, los procesos son más lentos y llevan su tiempo. Begoña es una religiosa, que cuatro noches a la semana atiende en el barrio “Chino” de su ciudad a un buen grupo de prostitutas. Su congregación tiene un local por el que se puede pasar a ducharse, cambiarse de ropa, tomar un café o simplemente a charlar. Es estos años, son varias las mujeres que lo han dejado, a las que ha visto rehabilitar su vida, escapar de las mafias y llevar una vida aparentemente “normal”.