El luteranismo es una de las principales ramas del cristianismo, que se identifica con la teología de Martín Lutero (1483-1546), un reformador doctrinario, teólogo y fraile alemán.
Los intentos de Lutero de reformar la teología y las prácticas de la Iglesia católica dieron pie a la reforma luterana en las zonas germanoparlantes del Sacro Imperio Romano. Tras la publicación de las 95 tesis en 1517, los escritos de Lutero se difundieron a escala internacional gracias a la recién inventada imprenta, al margen de la influencia y control de la curia romana ni de Sacro Emperador.2 Tras la Dieta de Worms de 1521, la separación absoluta entre luteranos y católicos se hizo pública y clara: los edictos de la Dieta condenaron a Lutero y a sus ideas y prohibieron a los ciudadanos del Sacro Imperio Romano la propagación o defensa de las ideas luteranas.3 Los principales temas de disensión eran dos: el origen de la autoridad en la iglesia (el principio formal), y la doctrina de la justificación, frecuentemente llamada el principio material.
El luteranismo cree en la justificación solamente por la gracia, que se obtiene solamente mediante la fe. Los luteranos creen que el cristianismo, en cuestiones de fe y doctrina (no así de liturgia u otros asuntos, en los que apela a la Tradición) se basa solamente en la Escritura, es decir, que la Biblia es la autoridad suprema en todas cuestiones relativas a la doctrina cristiana, dejando a la sagrada Tradición sujeta a la Escritura. A diferencia de los luteranos, la Iglesia católica define que la autoridad doctrinal proviene tanto de la Biblia como de la Sagrada Tradición.4 El luteranismo acepta las resoluciones de los siete primeros concilios ecuménicos.56 Según las Confesiones de Augsburgo, uno de los principales credos luteranos, «la fe confesada por Lutero y sus seguidores no es nada nuevo, sino que es la verdadera fe católica, y sus iglesias representan la verdadera iglesia católica o universal».7 Los luteranos que presentaron las Confesiones de Augsburgo a Carlos V de Alemania creían que todos sus artículos de fe y prácticas litúrgicas eran fieles a la Biblia, pero también a las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y a los concilios ecuménicos.7
Respuesta:
El luteranismo es una de las principales ramas del cristianismo, que se identifica con la teología de Martín Lutero (1483-1546), un reformador doctrinario, teólogo y fraile alemán.
Los intentos de Lutero de reformar la teología y las prácticas de la Iglesia católica dieron pie a la reforma luterana en las zonas germanoparlantes del Sacro Imperio Romano. Tras la publicación de las 95 tesis en 1517, los escritos de Lutero se difundieron a escala internacional gracias a la recién inventada imprenta, al margen de la influencia y control de la curia romana ni de Sacro Emperador.2 Tras la Dieta de Worms de 1521, la separación absoluta entre luteranos y católicos se hizo pública y clara: los edictos de la Dieta condenaron a Lutero y a sus ideas y prohibieron a los ciudadanos del Sacro Imperio Romano la propagación o defensa de las ideas luteranas.3 Los principales temas de disensión eran dos: el origen de la autoridad en la iglesia (el principio formal), y la doctrina de la justificación, frecuentemente llamada el principio material.
El luteranismo cree en la justificación solamente por la gracia, que se obtiene solamente mediante la fe. Los luteranos creen que el cristianismo, en cuestiones de fe y doctrina (no así de liturgia u otros asuntos, en los que apela a la Tradición) se basa solamente en la Escritura, es decir, que la Biblia es la autoridad suprema en todas cuestiones relativas a la doctrina cristiana, dejando a la sagrada Tradición sujeta a la Escritura. A diferencia de los luteranos, la Iglesia católica define que la autoridad doctrinal proviene tanto de la Biblia como de la Sagrada Tradición.4 El luteranismo acepta las resoluciones de los siete primeros concilios ecuménicos.56 Según las Confesiones de Augsburgo, uno de los principales credos luteranos, «la fe confesada por Lutero y sus seguidores no es nada nuevo, sino que es la verdadera fe católica, y sus iglesias representan la verdadera iglesia católica o universal».7 Los luteranos que presentaron las Confesiones de Augsburgo a Carlos V de Alemania creían que todos sus artículos de fe y prácticas litúrgicas eran fieles a la Biblia, pero también a las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y a los concilios ecuménicos.7
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