El interior de la Tierra se caracteriza por un aumento gradual de la temperatura, la presión y la densidad con la profundidad. Los cálculos sitúan la temperatura a una profundidad de 100 km entre 1200ºC y 1400ºC, mientras que la temperatura en el centro de la Tierra puede superar los 6700ºC. El aumento de la presión con la profundidad provoca el correspondiente incremento de la densidad de las rocas.
El aumento gradual de la temperatura y la presión con la profundidad afecta a las propiedades físicas y, por tanto, al comportamiento mecánico de los materiales terrestres. Cuando una sustancia se calienta, sus enlaces químicos se debilitan y su resistencia mecánica (resistencia a la deformación) se reduce. Si la temperatura supera el punto de fusión de un material, los enlaces químicos de este material se rompen y tiene lugar la fusión. Si la temperatura fuese el único factor que determinara si una sustancia se va a fundir, nuestro planeta sería una bola fundida cubierta por un caparazón externo delgado y sólido. Sin embargo, la presión también aumenta con la profundidad y tiende a aumentar la resistencia de la roca así como su densidad.
Para que entendáis mejor esta relación entre temperatura y presión, os muestro dos vídeos explicativos. En el primero de ellos se muestra cómo se puede provocar la ebullición del agua sin que alcance los 100ºC disminuyendo la presión.
El interior de la Tierra se caracteriza por un aumento gradual de la temperatura, la presión y la densidad con la profundidad. Los cálculos sitúan la temperatura a una profundidad de 100 km entre 1200ºC y 1400ºC, mientras que la temperatura en el centro de la Tierra puede superar los 6700ºC. El aumento de la presión con la profundidad provoca el correspondiente incremento de la densidad de las rocas.
El aumento gradual de la temperatura y la presión con la profundidad afecta a las propiedades físicas y, por tanto, al comportamiento mecánico de los materiales terrestres. Cuando una sustancia se calienta, sus enlaces químicos se debilitan y su resistencia mecánica (resistencia a la deformación) se reduce. Si la temperatura supera el punto de fusión de un material, los enlaces químicos de este material se rompen y tiene lugar la fusión. Si la temperatura fuese el único factor que determinara si una sustancia se va a fundir, nuestro planeta sería una bola fundida cubierta por un caparazón externo delgado y sólido. Sin embargo, la presión también aumenta con la profundidad y tiende a aumentar la resistencia de la roca así como su densidad.
Para que entendáis mejor esta relación entre temperatura y presión, os muestro dos vídeos explicativos. En el primero de ellos se muestra cómo se puede provocar la ebullición del agua sin que alcance los 100ºC disminuyendo la presión.