Francia tiene su propia vía para salir de la crisis. Ha puesto en marcha su programa de ajustes y reformas, pero, pese a las continuas advertencias de Bruselas y Berlín, rechaza rebajar su déficit al ritmo comprometido y evita que los recortes afecten con profundidad a su mimado modelo social. A diferencia de otros países europeos, Francia no prevé una reforma laboral, ni rebajas salariales, ni facilidades para los despidos, ni una profunda revisión de las pensiones, ni reducciones en los subsidios de paro o el salario mínimo. Nada que frene aún más el crecimiento, argumenta París. Es la vía francesa, la del ajuste medido, limitado, sin austeridad.
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Francia tiene su propia vía para salir de la crisis. Ha puesto en marcha su programa de ajustes y reformas, pero, pese a las continuas advertencias de Bruselas y Berlín, rechaza rebajar su déficit al ritmo comprometido y evita que los recortes afecten con profundidad a su mimado modelo social. A diferencia de otros países europeos, Francia no prevé una reforma laboral, ni rebajas salariales, ni facilidades para los despidos, ni una profunda revisión de las pensiones, ni reducciones en los subsidios de paro o el salario mínimo. Nada que frene aún más el crecimiento, argumenta París. Es la vía francesa, la del ajuste medido, limitado, sin austeridad.