En el siglo XX se construyó una casa, muy bonita, y grande, se vendió por $2000, durante la construcción murieron 15 personas, nadie sabe cómo simplemente los cuerpos de los trabajadores se encontraban en diferentes partes de la casa, el vendedor no le dijo a los compradores de eso, los compradores eran un joven y bonito matrimonio, cuando se mudaron empezaron a notar cosas raras, al principio de la sexta noche se escuchaban sonidos leves, después golpes, y al último pasos, el matrimonio solo duro 1 mes con la casa ya que no aguantaron más, y se fueron de la noche a la mañana.
La casa quedo abandonada, durante un tiempo hubieron rumores del matrimonio, cosas como:
-yo escuche que ellos practicaban brujería.
-yo escuche que lo que les paso era una maldición de los que murieron en la constitución.
Cosas como esas, nadie sabía que pensar, con el paso del tiempo la historia se fue olvidando, la casa se fue descuidando poco a, poco, pero una noche volvió a surgir la historia, a las 3:00 a.m se escucharon golpes fuertes, como si arrastrará un cuerpo, luego pasos, gritos, y tablones que se caen. Estuvieron así las cosas, hasta que un día una mujer se mudó a esa casa, muchas personas se lo advirtieron pero no hizo caso, los vecinos se acercaron a ella, esa chica era muy bonita, era rubia, ojos azules, era la envidia de todas las mujeres. Y después de unos años se encontró a esa misma mujer en el piso de la cocina muerta, sin ninguna huella de un arma.
Érase una vez una familia a la que nunca se acercaba nadie . Todos tenían los ojos amarillos. Venían de otro país y a la gente le daba mucho miedo.
-¡No los miréis nunca! ¡Tienen poderes en sus ojos! – decían algunos.
-¡A mi me han contado que una vez convirtieron a un hombre en un ratón con sus poderes! – decían otros.
Todos contaban historias sobre aquella familia, pero Jaime, que era un niño que no le tenía miedo a nada, no se creía las habladurías.
-¡Seguro que todo es mentira! ¡Se lo inventan todo porque son diferentes a nosotros! -pensaba.
Un día, mientras todos estaban en una gran fiesta que hacían en el pueblo, ocurrió algo que les asustó mucho. Todas las luces del pueblo se apagaron de repente y todo se quedó muy oscuro.
- ¿Qué ha pasado? -preguntaron todos muy asustados.
-¡Se habrá ido la luz! -dijo uno de los habitantes.
-¡No, no! ¡Seguro que esto es obra de la familia de los ojos amarillos y quieren venir a por nosotros a oscuras! -dijo una mujer.
Todos estaban muertos de miedo, hasta que alguien vio algo:
-¡Mirad esas luces amarillas! ¡Vienen hacia aquí! -gritó un señor.
-¡Seguro que son los de los ojos amarillos! ¡Corred!
Todo el mundo salió corriendo hacia sus casas a esconderse, pero Jaime se quedó detrás de unos arbustos para ver qué eran esas luces amarillas.
Cuando por fin las tenía muy cerca, vio que era la familia de los ojos amarillos, pero ¡las luces no eran nada más que linternas!
Jaime salió de su escondite sin ningún miedo y cuando la familia de los ojos amarillos vio al niño, se acercaron a él:
-¡Hola! ¡Nos hemos quedado a oscuras en casa! ¡Veníamos a ver qué ocurría!
Jaime se dio cuenta de que eran personas normales y corrientes y que todo lo que contaban los habitantes era mentira, así que se quedó con ellos intentando buscar una solución para que volviera la luz.
-¡Probemos aquí! ¡Puede que sean estos cables! -dijo el padre de la familia.
Al final, el hombre consiguió arreglar el problema de la luz y Jaime llamó a todos para que vieran lo que había hecho y convencerlos de que no hacían ningún daño.
Todos se sorprendieron mucho y se dieron cuenta de que estaban equivocados. Desde entonces todos aprendieron que no hay que juzgar a nadie porque sea diferente y la familia de los ojos amarillos fue una familia más.
En el siglo XX se construyó una casa, muy bonita, y grande, se vendió por $2000, durante la construcción murieron 15 personas, nadie sabe cómo simplemente los cuerpos de los trabajadores se encontraban en diferentes partes de la casa, el vendedor no le dijo a los compradores de eso, los compradores eran un joven y bonito matrimonio, cuando se mudaron empezaron a notar cosas raras, al principio de la sexta noche se escuchaban sonidos leves, después golpes, y al último pasos, el matrimonio solo duro 1 mes con la casa ya que no aguantaron más, y se fueron de la noche a la mañana.
La casa quedo abandonada, durante un tiempo hubieron rumores del matrimonio, cosas como:
-yo escuche que ellos practicaban brujería.
-yo escuche que lo que les paso era una maldición de los que murieron en la constitución.
Cosas como esas, nadie sabía que pensar, con el paso del tiempo la historia se fue olvidando, la casa se fue descuidando poco a, poco, pero una noche volvió a surgir la historia, a las 3:00 a.m se escucharon golpes fuertes, como si arrastrará un cuerpo, luego pasos, gritos, y tablones que se caen. Estuvieron así las cosas, hasta que un día una mujer se mudó a esa casa, muchas personas se lo advirtieron pero no hizo caso, los vecinos se acercaron a ella, esa chica era muy bonita, era rubia, ojos azules, era la envidia de todas las mujeres. Y después de unos años se encontró a esa misma mujer en el piso de la cocina muerta, sin ninguna huella de un arma.
Érase una vez una familia a la que nunca se acercaba nadie . Todos tenían los ojos amarillos. Venían de otro país y a la gente le daba mucho miedo.
-¡No los miréis nunca! ¡Tienen poderes en sus ojos! – decían algunos.
-¡A mi me han contado que una vez convirtieron a un hombre en un ratón con sus poderes! – decían otros.
Todos contaban historias sobre aquella familia, pero Jaime, que era un niño que no le tenía miedo a nada, no se creía las habladurías.
-¡Seguro que todo es mentira! ¡Se lo inventan todo porque son diferentes a nosotros!
-pensaba.
Un día, mientras todos estaban en una gran fiesta que hacían en el pueblo, ocurrió algo que les asustó mucho. Todas las luces del pueblo se apagaron de repente y todo se quedó muy oscuro.
- ¿Qué ha pasado? -preguntaron todos muy asustados.
-¡Se habrá ido la luz! -dijo uno de los habitantes.
-¡No, no! ¡Seguro que esto es obra de la familia de los ojos amarillos y quieren venir a por nosotros a oscuras! -dijo una mujer.
Todos estaban muertos de miedo, hasta que alguien vio algo:
-¡Mirad esas luces amarillas! ¡Vienen hacia aquí! -gritó un señor.
-¡Seguro que son los de los ojos amarillos! ¡Corred!
Todo el mundo salió corriendo hacia sus casas a esconderse, pero Jaime se quedó detrás de unos arbustos para ver qué eran esas luces amarillas.
Cuando por fin las tenía muy cerca, vio que era la familia de los ojos amarillos, pero ¡las luces no eran nada más que linternas!
Jaime salió de su escondite sin ningún miedo y cuando la familia de los ojos amarillos vio al niño, se acercaron a él:
-¡Hola! ¡Nos hemos quedado a oscuras en casa! ¡Veníamos a ver qué ocurría!
Jaime se dio cuenta de que eran personas normales y corrientes y que todo lo que contaban los habitantes era mentira, así que se quedó con ellos intentando buscar una solución para que volviera la luz.
-¡Probemos aquí! ¡Puede que sean estos cables! -dijo el padre de la familia.
Al final, el hombre consiguió arreglar el problema de la luz y Jaime llamó a todos para que vieran lo que había hecho y convencerlos de que no hacían ningún daño.
Todos se sorprendieron mucho y se dieron cuenta de que estaban equivocados. Desde entonces todos aprendieron que no hay que juzgar a nadie porque sea diferente y la familia de los ojos amarillos fue una familia más.