En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera.
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.
Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella.
Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, la liebre Sólo se detuvo a mitad del camino, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida,
Cuando la liebre se despertó, vio que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera
MORALEJA
que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
Se trata de una liebre presumida que es muy velos y reta a una tortuga a una carrera penando que la liebre iba a ganar, entonces había dejado a la tortuga muy legos y se relajo y se durmió pero cuando se había dado cuenta la tortuga ya había llegado a la meta.
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera.
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.
Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella.
Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, la liebre Sólo se detuvo a mitad del camino, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida,
Cuando la liebre se despertó, vio que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera
MORALEJA
que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
que te sirva
Se trata de una liebre presumida que es muy velos y reta a una tortuga a una carrera penando que la liebre iba a ganar, entonces había dejado a la tortuga muy legos y se relajo y se durmió pero cuando se había dado cuenta la tortuga ya había llegado a la meta.