Me pueden decir el relato historico de la tres de noviembre
RECORTESE l día anterior, a las 5:30 p.m., con 42 marines a bordo, elUSS Nashville echó anclas frente a la tranquila ciudad de Colón, sobre el Atlántico. Cerca de la media noche, la cañonera colombiana Cartagena llegó también a la bahía, con cinco generales y el batallón Tiradores, conformado por unos 500 hombres. Había zarpado de Barranquilla, comandada por el general Juan B. Tobar con el encargo de sofocar una supuesta invasión nicaragüense.A las 6:00 a.m. del martes 3 de noviembre, Manuel Amador Guerrero ya estaba recorriendo angustiado las calles con el estómago vacío, sin saber cómo impedir la deserción de los conspiradores. Herbert Prescott superintendente asistente de la Panamá Railroad Company, le había informado sobre el arribo del Cartagena. Amador rogaba que los Estados Unidos cumplieran su parte del trato y no permitieran el desembarco de las tropas colombianas. Sin embargo, a las 8:30 a.m. llegaron pésimas noticias de Colón.Cuando amaneció, el coronel John Hubbard, comandante delNashville, subió a bordo del Cartagena y entendió erróneamente que las tropas colombianas habían llegado para relevar del mando a la guarnición de Panamá. El comandante del Cartagena, el fornido general Juan B. Tobar, de cincuenta años, le dijo a Hubbard que pensaba desembarcar con sus soldados. Como no conocía su misión, Hubbard no puso ninguna objeción.Se suponía que Hubbard no debía haberlos dejado pisar tierra. El presidente Roosevelt se había tomado el trabajo de enviar a dos oficiales de West Point para recopilar información de inteligencia con el objeto de impedir el desembarco de tropas colombianas. Además, el 1 de noviembre el secretario encargado de la Marina, Charles Darling, había despachado órdenes de impedir que los soldados colombianos pisaran suelo panameño, pero era domingo y el cable aún no le había llegado a Hubbard cuando subió a bordo del Cartagena. Por consiguiente, Hubbard permitió el desembarco en Colón de tres generales y 500 tiradores expertos colombianos, una fuerza con la cual tendrían que vérselas los revolucionarios.