LA PERLA MARAVILLOSA Hace siglos y siglos, en el Reino del Cielo vivían un dragón volador y un ave fabulosa de gran plumaje. Un día, el dragón y el ave encontraron una piedra bellísima en una gruta. -¿Has visto qué piedra tan bella?-dijo el ave-. ¡Nunca había contemplado nada igual! _Podríamos tallarla y convertirla en una hermosa perla -dijo el dragón. Y así lo hicieron. El dragón modeló la piedra con sus patas, mientras el ave trabajaba con su pico. Por fin, al cabo de muchísimos años, consiguieron una perla redonda y perfecta. Un día, la Reina del Cielo oyó hablar de una perla que brillaba tanto como el Sol y acudió al lugar donde se encontraba para ver por sí misma si era tan grande y maravillosa como se decía. -¡Es una perla perfecta! –exclamó la Reina al contemplarla_. Jamás vi nada igual. Esta joya merece formar parte de mi tesoro. Y dicho y hecho ordenó llevar la perla a palacio. Cuando el dragón y el ave se enteraron de lo ocurrido, acudieron rápidamente a palacio. -Venimos a pedirte que nos devuelvas la perla. Es nuestra. La hemos tallado nosotros durante años y años. _¿Qué decís? –gritó la Reina, furiosa_. Todos los tesoros del Reino del Cielo me pertenecen. La perla también. Así que marchaos del palacio antes de que os castigue por vuestro atrevimiento. Y diciendo esto, la Reina se abalanzó sobre la perla. El dragón y el ave, al ver que la Reina no pensaba devolverle su perla, se abalanzaron también sobre ella con la intención de cogerla. Y entonces, ante la sorpresa de todos, la perla comenzó a elevarse y a elevarse hasta que llegó a los confines del Reino del Cielo y se quedó allí quieta, en lo más alto. La Reina furiosa, ordenó a sus sirvientes que le bajaran aquella perla; pero por más que saltaron y saltaron, nadie consiguió llegar hasta ella. Nadie excepto el dragón y el ave, que volaron y volaron tras su perla. Desde entonces, la perla maravillosa permanece suspendida en el cielo para que todos puedan contemplarla. Su brillo es tal que puede verse por las noches desde la Tierra. Y desde la Tierra puedes ver también el dragón y al ave: dos pequeñas constelaciones que vigilaban cada noche para que nadie se acerque a su perla.
Respuesta:
cuando ocurrió la historia
Explicación:
LA PERLA MARAVILLOSA Hace siglos y siglos, en el Reino del Cielo vivían un dragón volador y un ave fabulosa de gran plumaje. Un día, el dragón y el ave encontraron una piedra bellísima en una gruta. -¿Has visto qué piedra tan bella?-dijo el ave-. ¡Nunca había contemplado nada igual! _Podríamos tallarla y convertirla en una hermosa perla -dijo el dragón. Y así lo hicieron. El dragón modeló la piedra con sus patas, mientras el ave trabajaba con su pico. Por fin, al cabo de muchísimos años, consiguieron una perla redonda y perfecta. Un día, la Reina del Cielo oyó hablar de una perla que brillaba tanto como el Sol y acudió al lugar donde se encontraba para ver por sí misma si era tan grande y maravillosa como se decía. -¡Es una perla perfecta! –exclamó la Reina al contemplarla_. Jamás vi nada igual. Esta joya merece formar parte de mi tesoro. Y dicho y hecho ordenó llevar la perla a palacio. Cuando el dragón y el ave se enteraron de lo ocurrido, acudieron rápidamente a palacio. -Venimos a pedirte que nos devuelvas la perla. Es nuestra. La hemos tallado nosotros durante años y años. _¿Qué decís? –gritó la Reina, furiosa_. Todos los tesoros del Reino del Cielo me pertenecen. La perla también. Así que marchaos del palacio antes de que os castigue por vuestro atrevimiento. Y diciendo esto, la Reina se abalanzó sobre la perla. El dragón y el ave, al ver que la Reina no pensaba devolverle su perla, se abalanzaron también sobre ella con la intención de cogerla. Y entonces, ante la sorpresa de todos, la perla comenzó a elevarse y a elevarse hasta que llegó a los confines del Reino del Cielo y se quedó allí quieta, en lo más alto. La Reina furiosa, ordenó a sus sirvientes que le bajaran aquella perla; pero por más que saltaron y saltaron, nadie consiguió llegar hasta ella. Nadie excepto el dragón y el ave, que volaron y volaron tras su perla. Desde entonces, la perla maravillosa permanece suspendida en el cielo para que todos puedan contemplarla. Su brillo es tal que puede verse por las noches desde la Tierra. Y desde la Tierra puedes ver también el dragón y al ave: dos pequeñas constelaciones que vigilaban cada noche para que nadie se acerque a su perla.