Blanca Nieve en la casa de los enanos es un maravilloso hallazgo para los amantes de los libros infantiles. Rescata un texto en verso de la autora chilena Gabriela Mistral en el que explica sólo un fragmento del cuento de Blancanieves de los hermanos Grimm: la escena en que la niña encuentra la cabaña de los enanos y, como Ricitos de oro, prueba su cena y se duerme en una de sus camas. Los enanos llegan, se hacen las presentaciones, ella cuenta su historia y los enanos conmovidos velan su sueño. Esta secuencia se explica a través de la ágil fluidez de los versos octosílabos en castellano, con un lenguaje lleno de ritmo, con las secuencias de preguntas y respuestas propios de la narración oral y con un dominio de los recursos literarios que encadenan hipérboles, metáforas e imágenes poéticas, en las que el pequeño dormitorio «cabe en una mirada» o los enanos para que los vea «se empinan como una llama«. Y no hay quien se pueda resistir a seguir leyendo un relato que comienza diciendo:
De la barranca la niña
miró la loma cercana;
ya se apretaba la noche
como una negra cuajada.
El cuento fue publicado en el suplemento literario del diario «El Espectador» de Bogotá el 23 de abril de 1925. Ahora un ilustrador catalán que vive en Chile, Carles Ballesteros, lo ha ampliado maravillosamente con sus imágenes, dándole un aire de modernidad repleto de detalles y de armonía.
Respuesta:
Blanca Nieve en la casa de los enanos es un maravilloso hallazgo para los amantes de los libros infantiles. Rescata un texto en verso de la autora chilena Gabriela Mistral en el que explica sólo un fragmento del cuento de Blancanieves de los hermanos Grimm: la escena en que la niña encuentra la cabaña de los enanos y, como Ricitos de oro, prueba su cena y se duerme en una de sus camas. Los enanos llegan, se hacen las presentaciones, ella cuenta su historia y los enanos conmovidos velan su sueño. Esta secuencia se explica a través de la ágil fluidez de los versos octosílabos en castellano, con un lenguaje lleno de ritmo, con las secuencias de preguntas y respuestas propios de la narración oral y con un dominio de los recursos literarios que encadenan hipérboles, metáforas e imágenes poéticas, en las que el pequeño dormitorio «cabe en una mirada» o los enanos para que los vea «se empinan como una llama«. Y no hay quien se pueda resistir a seguir leyendo un relato que comienza diciendo:
De la barranca la niña
miró la loma cercana;
ya se apretaba la noche
como una negra cuajada.
El cuento fue publicado en el suplemento literario del diario «El Espectador» de Bogotá el 23 de abril de 1925. Ahora un ilustrador catalán que vive en Chile, Carles Ballesteros, lo ha ampliado maravillosamente con sus imágenes, dándole un aire de modernidad repleto de detalles y de armonía.