Me pueden ayudar con un cuento el que sea gracias lo necesito para hoy
nicochurquis
Tomatito y Zanahorio eran dos amiguitos que siempre estaban muy alegres y contentos. Cada día iban a casa de todos los niños a llevarles un montón de tomates y zanahorias porque a los niños les encantaba comérselos a cualquier hora del día.
Tomatito y Zanahorio eran la envidia de todas las demás verduras y hortalizas. Ninguna otra familia de verduras conseguía que los niños se entusiasmasen tanto a la hora de comérselas. - Mirad, ahí van Tomatito y Zanahorio con sus carretillas repletas de tomates y zanahorias para repartir. Ojalá los niños me hicieran tanto caso a mi y a mis esparraguitos – dijo Don Espárrago
Un día, mientras estaban un montón de verduras reunidas, apareció Doña Patata. - ¿Pero qué os pasa a todos?, ¿A qué vienen esas caras tan tristes? – preguntó Doña patata - Los niños no nos hacen caso. Cuando vamos a sus casas no nos quieren. Sólo se alegran cuando Tomatito y Zanahorio les llevas su ricos tomates y sus enormes zanahorias – contestaron las verduras.
Doña patata, que era una señora muy mayor e inteligente y a la que los niños querían mucho les dijo: - ¡Tengo una idea! Tengo un truco para que se den cuenta de lo ricos que estáis y de lo buenos que sois para su alimentación.
Entonces, Doña Patata se puso manos a la obra y preparó una competición de verduras en la que todos demostrarían sus cualidades.
Todas las verduras participaron: espárragos, brócolis, coliflores, judías, cebollas, calabacines, alcachofas…y también los tomates y las zanahorias.
La competición comenzó y en ella todas las verduras tenían que explicar a los niños cuáles eran las cosas buenas que conseguirían si las comían. - Yo me llamo Brócoli y soy una verdura muy completa llena de vitaminas que os dará mucha energía para crecer y que seáis buenos estudiantes. - Yo me llamo Alcachofa y soy una verdura que hará que vuestro corazón sea muy fuerte y resistente para que seáis buenos deportistas.
Y así, todas las verduras explicaron sus cualidades, pero los niños abuchearon a todas las verduras. - ¡¡Buuuuu!! ¡¡Buuuu!! ¡Yo sólo quiero comer verduras ricas y vosotras no nos gustáis nada! – gritaban los niños
Pero Doña Patata, que era tan querida por todos, tenía un plan. Había preparado riquísimas recetas usando sus patatitas y el resto de verduras.
Por un lado, hizo un puré de patatas con brócoli y zanahoria que estaba para chuparse los dedos, por otro hizo un plato de espárragos con jamón, también preparó arroz con tomate y salchichas, una tortilla de calabacín, cebolla y patata y un montón de cosas más.
Tapó los ojos a todos los niños y les dio a probar todos y cada uno de los platos. - ¡¡Uhmmm!! ¡Qué puré más rico! Creo que es de patata y zanahoria, pero tiene algo más que me gusta mucho – dijo uno de los niños - ¡Anda! Pero si esta tortilla está riquísima! – dijo otro
Todos los niños probaron los platos que Doña Patata había preparado y tuvieron que votar sus platos preferidos. - ¡Yo voto al puré! ¡yo a la tortilla! – gritaban todos a la vez
Cuando Doña Patata les enseñó qué era lo que habían probado aunque la mayoría de los niños no se lo creían. - ¡Pero eso es imposible! ¡Si yo odio el brócoli! – dijo un niño - ¡Y yo los espárragos! – dijo otro
Y Doña Pata, que sabía que con su pequeño engaño les demostraría que con imaginación todo era posible, les dijo: - Es muy importante que comáis todas las verduras que podáis y no sólo tomate, zanahoria o patata. Hay mil maneras de comerlas y siempre las podéis mezclar con otras que os gusten más para conseguir sabores tan ricos como los que habéis probado hoy. ¡Es sólo cuestión de imaginación!
Desde ese día, los niños se animaron a probar otras cosas y Tomatito y Zanahorio llenaron sus carretillas de un montón de verduras de diferentes colores y sabores. Todas las verduras vivieron felices a sabiendas de que los niños se estaban alimentando tan bien que crecerían muy fuertes e inteligentes.
Tomatito y Zanahorio eran la envidia de todas las demás verduras y hortalizas. Ninguna otra familia de verduras conseguía que los niños se entusiasmasen tanto a la hora de comérselas.
- Mirad, ahí van Tomatito y Zanahorio con sus carretillas repletas de tomates y zanahorias para repartir. Ojalá los niños me hicieran tanto caso a mi y a mis esparraguitos – dijo Don Espárrago
Un día, mientras estaban un montón de verduras reunidas, apareció Doña Patata.
- ¿Pero qué os pasa a todos?, ¿A qué vienen esas caras tan tristes? – preguntó Doña patata
- Los niños no nos hacen caso. Cuando vamos a sus casas no nos quieren. Sólo se alegran cuando Tomatito y Zanahorio les llevas su ricos tomates y sus enormes zanahorias – contestaron las verduras.
Doña patata, que era una señora muy mayor e inteligente y a la que los niños querían mucho les dijo:
- ¡Tengo una idea! Tengo un truco para que se den cuenta de lo ricos que estáis y de lo buenos que sois para su alimentación.
Entonces, Doña Patata se puso manos a la obra y preparó una competición de verduras en la que todos demostrarían sus cualidades.
Todas las verduras participaron: espárragos, brócolis, coliflores, judías, cebollas, calabacines, alcachofas…y también los tomates y las zanahorias.
La competición comenzó y en ella todas las verduras tenían que explicar a los niños cuáles eran las cosas buenas que conseguirían si las comían.
- Yo me llamo Brócoli y soy una verdura muy completa llena de vitaminas que os dará mucha energía para crecer y que seáis buenos estudiantes.
- Yo me llamo Alcachofa y soy una verdura que hará que vuestro corazón sea muy fuerte y resistente para que seáis buenos deportistas.
Y así, todas las verduras explicaron sus cualidades, pero los niños abuchearon a todas las verduras.
- ¡¡Buuuuu!! ¡¡Buuuu!! ¡Yo sólo quiero comer verduras ricas y vosotras no nos gustáis nada! – gritaban los niños
Pero Doña Patata, que era tan querida por todos, tenía un plan. Había preparado riquísimas recetas usando sus patatitas y el resto de verduras.
Por un lado, hizo un puré de patatas con brócoli y zanahoria que estaba para chuparse los dedos, por otro hizo un plato de espárragos con jamón, también preparó arroz con tomate y salchichas, una tortilla de calabacín, cebolla y patata y un montón de cosas más.
Tapó los ojos a todos los niños y les dio a probar todos y cada uno de los platos.
- ¡¡Uhmmm!! ¡Qué puré más rico! Creo que es de patata y zanahoria, pero tiene algo más que me gusta mucho – dijo uno de los niños
- ¡Anda! Pero si esta tortilla está riquísima! – dijo otro
Todos los niños probaron los platos que Doña Patata había preparado y tuvieron que votar sus platos preferidos.
- ¡Yo voto al puré! ¡yo a la tortilla! – gritaban todos a la vez
Cuando Doña Patata les enseñó qué era lo que habían probado aunque la mayoría de los niños no se lo creían.
- ¡Pero eso es imposible! ¡Si yo odio el brócoli! – dijo un niño
- ¡Y yo los espárragos! – dijo otro
Y Doña Pata, que sabía que con su pequeño engaño les demostraría que con imaginación todo era posible, les dijo:
- Es muy importante que comáis todas las verduras que podáis y no sólo tomate, zanahoria o patata. Hay mil maneras de comerlas y siempre las podéis mezclar con otras que os gusten más para conseguir sabores tan ricos como los que habéis probado hoy. ¡Es sólo cuestión de imaginación!
Desde ese día, los niños se animaron a probar otras cosas y Tomatito y Zanahorio llenaron sus carretillas de un montón de verduras de diferentes colores y sabores.
Todas las verduras vivieron felices a sabiendas de que los niños se estaban alimentando tan bien que crecerían muy fuertes e inteligentes.