1. asonante: ya no hay broqueles, ni espadas, ya solamente se acuerda de Casandra, ni hay amor más que el conde y la duquesa.
2. asonante ¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero de los senderos busca las huellas de unos pies ensangrentados sobre la roca dura, los despojos de un alma hecha jirones en las zarzas agudas, te dirán el camino que conduce a mi cuna ¿Adónde voy? El más sombrío y triste de los páramos cruza, valle de eternas nieves y de eternas melancólicas brumas. En donde esté una piedra solitaria sin inscripción alguna, donde habite el olvido, allí estará mi tumba.
3.consonante
Que Federico gobernó mi estado en mi ausencia, he sabido, tan discreto, que vasallo ninguno se ha quejado. En medio de las armas, os prometo que imaginaba yo con la prudencia que se mostraba senador perfeto.
4. consonante
Vuélvete, conde, a estar triste, vuelve a tu suspensa calma; que tengo muy en el alma los desprecios que me hiciste.
1. asonante:
ya no hay broqueles, ni espadas,
ya solamente se acuerda
de Casandra, ni hay amor
más que el conde y la duquesa.
2. asonante
¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
de los senderos busca
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura,
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna
¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.
3.consonante
Que Federico gobernó mi estado
en mi ausencia, he sabido, tan discreto,
que vasallo ninguno se ha quejado.
En medio de las armas, os prometo
que imaginaba yo con la prudencia
que se mostraba senador perfeto.
4. consonante
Vuélvete, conde, a estar triste,
vuelve a tu suspensa calma;
que tengo muy en el alma
los desprecios que me hiciste.
Suerte!