Una de las características principales es que mientras la situación abusiva puede ser de dominio público en el entorno próximo de la víctima o su agresor mediante la difusión de fotos, videos, etc., también puede pasar desapercibida para los adultos que no se mueven en los mismos entornos virtuales. Además, todavía hoy tendemos a pensar que el hecho de que los niños y las niñas estén en casa quiere decir que “están a salvo”, obviando que viven hiperconectados a través de múltiples dispositivos. Muchos entornos digitales carecen de guardianes eficaces para disuadir a los groomers o abusadores y proteger o empoderar a sus víctimas, ya sea por analfabetismo digital, negligencia o colapso emocional.
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Una de las características principales es que mientras la situación abusiva puede ser de dominio público en el entorno próximo de la víctima o su agresor mediante la difusión de fotos, videos, etc., también puede pasar desapercibida para los adultos que no se mueven en los mismos entornos virtuales. Además, todavía hoy tendemos a pensar que el hecho de que los niños y las niñas estén en casa quiere decir que “están a salvo”, obviando que viven hiperconectados a través de múltiples dispositivos. Muchos entornos digitales carecen de guardianes eficaces para disuadir a los groomers o abusadores y proteger o empoderar a sus víctimas, ya sea por analfabetismo digital, negligencia o colapso emocional.
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