Hace mucho tiempo había un pueblo de pescadores que vivían muy cerca del mar. Eran como una gran familia ya que siempre estaban dispuestos a ayudarse los unos a los otros. Las noches en que había luna llena, se reunían en la playa, hacían una fogata y se sentaban alrededor de ella para charlar mientras los pequeños jugaban.
Una de esas noches, justo un 31 de octubre, la luna llena estaba más hermosa y brillante que nunca. Los rayos de luz de luna caían sobre el mar y formaban un camino de plata por el que parecía que se podía andar. Todos estaban impresionados hablando de eso cuando de repente comenzaron a ver que desde la oscuridad se acercaban seres extraños que venían hacia ellos por ese camino de plata.
Al principio pensaron que eran extraterrestres que venían de la luna, pero al tenerlos más cerca se dieron cuenta que eran monstruos que venían de la oscuridad.
“¡Socorro! ¡Huyamos!” Todos a una corrieron a sus casas con sus hijos, pero la luna se sintió culpable por haber creado el camino de plata, así que, con uno de sus rayos llamó a un niños y le dijo que esos seres, aunque asustaban, eran solo unos amargados y que el remedio para que no fueran tan malos era derrotar esa amargura con dulzura.
El niño corrió y le contó a sus amigos el secreto que le había compartido la luna y todos cogieron cestas llenas de golosinas para dárselas a aquellos seres tan horribles. Cuando los monstruos se comieron las golosinas, se volvieron muy dulces y regresaron por el camino de plata perdiéndose de nuevo en la oscuridad. Pero el efecto de los caramelos les dura justo un año, así que cada 31 de octubre los monstruos regresan a la tierra para que les den su nueva ración de golosinas y tú debes decidir si hay truco o trato y recordar el secreto de la luna que mantiene que la amargura se vence con la dulzura.
Hace mucho tiempo había un pueblo de pescadores que vivían muy cerca del mar. Eran como una gran familia ya que siempre estaban dispuestos a ayudarse los unos a los otros. Las noches en que había luna llena, se reunían en la playa, hacían una fogata y se sentaban alrededor de ella para charlar mientras los pequeños jugaban.
Una de esas noches, justo un 31 de octubre, la luna llena estaba más hermosa y brillante que nunca. Los rayos de luz de luna caían sobre el mar y formaban un camino de plata por el que parecía que se podía andar. Todos estaban impresionados hablando de eso cuando de repente comenzaron a ver que desde la oscuridad se acercaban seres extraños que venían hacia ellos por ese camino de plata.
Al principio pensaron que eran extraterrestres que venían de la luna, pero al tenerlos más cerca se dieron cuenta que eran monstruos que venían de la oscuridad.
“¡Socorro! ¡Huyamos!” Todos a una corrieron a sus casas con sus hijos, pero la luna se sintió culpable por haber creado el camino de plata, así que, con uno de sus rayos llamó a un niños y le dijo que esos seres, aunque asustaban, eran solo unos amargados y que el remedio para que no fueran tan malos era derrotar esa amargura con dulzura.
El niño corrió y le contó a sus amigos el secreto que le había compartido la luna y todos cogieron cestas llenas de golosinas para dárselas a aquellos seres tan horribles. Cuando los monstruos se comieron las golosinas, se volvieron muy dulces y regresaron por el camino de plata perdiéndose de nuevo en la oscuridad. Pero el efecto de los caramelos les dura justo un año, así que cada 31 de octubre los monstruos regresan a la tierra para que les den su nueva ración de golosinas y tú debes decidir si hay truco o trato y recordar el secreto de la luna que mantiene que la amargura se vence con la dulzura.