CARACTERISTICAS El liberalismo. Puede definirse como la filosofía política que promueve una cuota cada vez mayor de libertades para el ser humano en los diversos asuntos económicos, sociales y políticos que le conciernen, depositando su fe en el libre albedrío y la razón humanas, para que cada quien elija por cuenta propia lo que desea.
El conservadurismo. Favorece la preservación de las estructuras actuales, cuando no el regreso a estructuras anteriores (la llamada “reacción”), y promueve la defensa de los valores familiares, morales, religiosos y sociales que se perciben bajo riesgo de pérdida frente a las tendencias liberales y de cambio. similitudes
A partir del triunfo liberal de 1867 contra la Intervención Francesa, diversos grupos políticos, sectores sociales y religiosos del país se han identificado recurrentemente con los principios y causas de los partidos liberal y conservador del siglo XIX. Por ejemplo, durante el conflicto religioso de 1926-1929 los defensores de la libertad religiosa tuvieron como referente histórico al conservadurismo que se oponía a las reformas juaristas, mientras que los partidarios del proyecto de Elías Calles evocaban la legitimidad de éstas. Incluso hoy en día podemos escuchar a integrantes de los partidos políticos aludir al liberalismo clásico mexicano –el de Juárez y sus contemporáneos- o, por el contrario, hacer alguna referencia a los defensores de la tradición y de la religión de otras épocas.
Asumiendo que el enfrentamiento ideológico ha sido una constante en nuestro país a lo largo del tiempo se hace necesaria una pregunta: ¿qué puede aportar la historia profesional, la que se produce en los centros universitarios del país, a nuestra comprensión del enfrentamiento decimonónico entre liberales y conservadores? Son varios y muy interesantes los aspectos en los que la investigación académica ha profundizado en años recientes al respecto, de los cuales mencionaremos a continuación sólo algunos.
Cabe señalar que los partidos políticos del siglo XIX eran entidades muy diferentes a las que conocemos en el presente; no eran instituciones permanentes, sino grupos de individuos que se organizaban alrededor de un proyecto político en tiempos electorales. Mantuvieron cierta coherencia ideológica gracias a sus proyectos periodísticos, en los que expresaban los fundamentos de sus visiones de la vida nacional. ¿En qué se parecían y en que se diferenciaban? La extracción social de la que procedían era básicamente la misma: los sectores económicamente privilegiados de la época, pertenecían a familias de propietarios de haciendas, fábricas y demás medios de producción. Sólo en algunos casos contaban entre sus filas con individuos de sectores medios o populares. De tal modo, la visión que tenían de las necesidades sociales del país no eran muy distintas entre sí; lo que actualmente conocemos como una agenda de política social estaba muy lejos de sus concepciones. Sus preocupaciones más inmediatas consistían en establecer un sistema político sólido y estable, y en el ámbito económico incentivar el crecimiento de las diversas áreas de la producción.
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CARACTERISTICAS El liberalismo. Puede definirse como la filosofía política que promueve una cuota cada vez mayor de libertades para el ser humano en los diversos asuntos económicos, sociales y políticos que le conciernen, depositando su fe en el libre albedrío y la razón humanas, para que cada quien elija por cuenta propia lo que desea.
El conservadurismo. Favorece la preservación de las estructuras actuales, cuando no el regreso a estructuras anteriores (la llamada “reacción”), y promueve la defensa de los valores familiares, morales, religiosos y sociales que se perciben bajo riesgo de pérdida frente a las tendencias liberales y de cambio. similitudes
A partir del triunfo liberal de 1867 contra la Intervención Francesa, diversos grupos políticos, sectores sociales y religiosos del país se han identificado recurrentemente con los principios y causas de los partidos liberal y conservador del siglo XIX. Por ejemplo, durante el conflicto religioso de 1926-1929 los defensores de la libertad religiosa tuvieron como referente histórico al conservadurismo que se oponía a las reformas juaristas, mientras que los partidarios del proyecto de Elías Calles evocaban la legitimidad de éstas. Incluso hoy en día podemos escuchar a integrantes de los partidos políticos aludir al liberalismo clásico mexicano –el de Juárez y sus contemporáneos- o, por el contrario, hacer alguna referencia a los defensores de la tradición y de la religión de otras épocas.
Asumiendo que el enfrentamiento ideológico ha sido una constante en nuestro país a lo largo del tiempo se hace necesaria una pregunta: ¿qué puede aportar la historia profesional, la que se produce en los centros universitarios del país, a nuestra comprensión del enfrentamiento decimonónico entre liberales y conservadores? Son varios y muy interesantes los aspectos en los que la investigación académica ha profundizado en años recientes al respecto, de los cuales mencionaremos a continuación sólo algunos.
Cabe señalar que los partidos políticos del siglo XIX eran entidades muy diferentes a las que conocemos en el presente; no eran instituciones permanentes, sino grupos de individuos que se organizaban alrededor de un proyecto político en tiempos electorales. Mantuvieron cierta coherencia ideológica gracias a sus proyectos periodísticos, en los que expresaban los fundamentos de sus visiones de la vida nacional. ¿En qué se parecían y en que se diferenciaban? La extracción social de la que procedían era básicamente la misma: los sectores económicamente privilegiados de la época, pertenecían a familias de propietarios de haciendas, fábricas y demás medios de producción. Sólo en algunos casos contaban entre sus filas con individuos de sectores medios o populares. De tal modo, la visión que tenían de las necesidades sociales del país no eran muy distintas entre sí; lo que actualmente conocemos como una agenda de política social estaba muy lejos de sus concepciones. Sus preocupaciones más inmediatas consistían en establecer un sistema político sólido y estable, y en el ámbito económico incentivar el crecimiento de las diversas áreas de la producción.