Jesús es “el Amén” de todas las promesas divinas. Su intachable trayectoria en la Tierra y su sacrificio redentor confirmaron la veracidad de las promesas de Jehová e hicieron posible su cumplimiento. Al permanecer fiel, Jesús demostró que es falsa la afirmación de Satanás que leemos en el libro de Job de que los siervos de Dios lo repudiarán si sufren privaciones y otros problemas
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Jesús es “el Amén” de todas las promesas divinas. Su intachable trayectoria en la Tierra y su sacrificio redentor confirmaron la veracidad de las promesas de Jehová e hicieron posible su cumplimiento. Al permanecer fiel, Jesús demostró que es falsa la afirmación de Satanás que leemos en el libro de Job de que los siervos de Dios lo repudiarán si sufren privaciones y otros problemas