La leyenda de Manco Capac y Mamá Ocllo es conocida tambien como la Leyenda del Lago Titicaca se dio a conocer de la mano del cronista Inca Garcilaso de la Vega, el cual era hijo de el capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la Inca Isabel Chimpu Ocllo.
La Leyenda cuenta que los hombres que habitaban las regiones aledañas al Lago Titicaca vivían como salvajes, no tenían religión, ni leyes, tampoco conocían la agricultura y andaban desnudos, viviendo de la cacería.
Por esto el dios Inti sintió compasión de esta gente ordenó a su hijo, Ayar Manco o Manco Capac, y a su hermana Mama Ocllo que civilizaran a esta población de salvajes y formaran un Imperio que adorara al dios Inti. Manco Capac se encargaría de enseñarle a los hombres las normas de convivencia y la adoración al dios Inti. Mama Ocllo se encargó de enseñarles técnicas de textiles y labores hogareñas a las mujeres.
El dios Inti le otorgó una vara de oro a Manco Cápac para que buscara la tierra prometida y le recomendó que fuera al norte del lago Titicaca, y en donde se enterrara la vara con facilidad fundaría la ciudad del Cusco para dirigir su imperio.
La leyenda de Manco Capac y Mamá Ocllo es conocida tambien como la Leyenda del Lago Titicaca se dio a conocer de la mano del cronista Inca Garcilaso de la Vega, el cual era hijo de el capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la Inca Isabel Chimpu Ocllo.
La Leyenda cuenta que los hombres que habitaban las regiones aledañas al Lago Titicaca vivían como salvajes, no tenían religión, ni leyes, tampoco conocían la agricultura y andaban desnudos, viviendo de la cacería.
Por esto el dios Inti sintió compasión de esta gente ordenó a su hijo, Ayar Manco o Manco Capac, y a su hermana Mama Ocllo que civilizaran a esta población de salvajes y formaran un Imperio que adorara al dios Inti. Manco Capac se encargaría de enseñarle a los hombres las normas de convivencia y la adoración al dios Inti. Mama Ocllo se encargó de enseñarles técnicas de textiles y labores hogareñas a las mujeres.
El dios Inti le otorgó una vara de oro a Manco Cápac para que buscara la tierra prometida y le recomendó que fuera al norte del lago Titicaca, y en donde se enterrara la vara con facilidad fundaría la ciudad del Cusco para dirigir su imperio.