a) Antónimos complementarios o binarios: Son aquellos que mantienen una relación tal que lo uno excluye lo otro: o es lo uno o es lo otro, pero no hay término medio. Un ejemplo clásico es muerto y vivo: o estoy muerto o estoy vivo, pero no hay nada entre medias. Un ejemplo que los estudiantes experimentan en sus propias carnes es el de aprobar o suspender: o consigues lo uno o te pasa lo otro, pero no te puedes quedar en medio. Otros ejemplos son par e impar, abierto y cerrado, encendido y apagado.
b) Antónimos graduales: Son los que ocupan los extremos de un continuo en el que se pueden identificar diferentes grados. Esto es lo que ocurre con gordo y flaco. Uno puede ser más gordo o menos gordo, puede ser más bien flaco o bastante flaco o tirando a flaco. Podemos coger a cien personas y ordenarlas de más gorda a más flaca (o al revés), pero, como es característico de las nociones graduales, habrá una zona intermedia, indeterminada, en la que no sabremos decir si alguien es gordo o es flaco. Otros pares de este tipo son alto y bajo, claro y oscuro, caliente y frío, odiar y amar.
c) Antónimos inversos o direccionales: Son los que implican pares que no pueden existir el uno sin el otro y que equivalen a perspectivas opuestas dentro de una misma relación. Por ejemplo, la noción de esclavo solo tiene sentido en relación con la de amo o la de padre, en relación con la de hijo. Este tercer grupo es el más problemático y constituye, en realidad, un cajón de sastre en el que se acumulan pares muy diversos. A los anteriores podemos añadirles dar y recibir, atar y desatar, entrar y salir, etc.
Los antónimos son aquellas palabras cuyos significados son opuestos entre sí. Por ejemplo: luz – oscuridad. Las palabras antónimas pueden ser sustantivos (comienzo – final), adjetivos (limpio – sucio), verbos (comprar – vender) o adverbios (rápido – lento).
a) Antónimos complementarios o binarios: Son aquellos que mantienen una relación tal que lo uno excluye lo otro: o es lo uno o es lo otro, pero no hay término medio. Un ejemplo clásico es muerto y vivo: o estoy muerto o estoy vivo, pero no hay nada entre medias. Un ejemplo que los estudiantes experimentan en sus propias carnes es el de aprobar o suspender: o consigues lo uno o te pasa lo otro, pero no te puedes quedar en medio. Otros ejemplos son par e impar, abierto y cerrado, encendido y apagado.
b) Antónimos graduales: Son los que ocupan los extremos de un continuo en el que se pueden identificar diferentes grados. Esto es lo que ocurre con gordo y flaco. Uno puede ser más gordo o menos gordo, puede ser más bien flaco o bastante flaco o tirando a flaco. Podemos coger a cien personas y ordenarlas de más gorda a más flaca (o al revés), pero, como es característico de las nociones graduales, habrá una zona intermedia, indeterminada, en la que no sabremos decir si alguien es gordo o es flaco. Otros pares de este tipo son alto y bajo, claro y oscuro, caliente y frío, odiar y amar.
c) Antónimos inversos o direccionales: Son los que implican pares que no pueden existir el uno sin el otro y que equivalen a perspectivas opuestas dentro de una misma relación. Por ejemplo, la noción de esclavo solo tiene sentido en relación con la de amo o la de padre, en relación con la de hijo. Este tercer grupo es el más problemático y constituye, en realidad, un cajón de sastre en el que se acumulan pares muy diversos. A los anteriores podemos añadirles dar y recibir, atar y desatar, entrar y salir, etc.
Disculpa, Aquí está la respuesta amiga..
Respuesta:
Los antónimos son aquellas palabras cuyos significados son opuestos entre sí. Por ejemplo: luz – oscuridad. Las palabras antónimas pueden ser sustantivos (comienzo – final), adjetivos (limpio – sucio), verbos (comprar – vender) o adverbios (rápido – lento).
Explicación:eso te sirve