Lo peor de todo era el transporte… El tiempo que pasaba entre la llegada de uno u otro tren podía soportarse con cierta decencia en Terezín antes de que el gueto quedara superpoblado a medida que se iba aplicando la solución final. Pero cuando llegaba el transporte caía de golpe la angustia. Aquellos trenes terminaban con la tregua de cada espera fundamentada, con una más que razonable terquedad, en la necesaria evasión de la supervivencia.
Cuando crujían las ruedas sobre los raíles y se perdían en mitad de la niebla matinal de Bohemia, rumbo a Auschwitz, a Treblinka o Mauthausen, las familias quedaban rotas, las vidas cobraban el valor de una sentencia de muerte, a todos les invadía una sensación de despedida definitiva y el tiempo, la vida, se diluía sin remisión en un inquietante chasquido metálico y un crujir de maderas de vagón llenas de futuros cadáveres. Quienes entraban en aquellos vehículos dejaban atrás un paréntesis de espejismos dedicado por parte de los nazis a dar buena imagen ante las inspecciones de la Cruz Roja Internacional. El gueto de Terezín, a unos 50 kilómetros de Praga, ofrecía escenas cotidianas de supervivencia poco traumática para los estándares del Holocausto.
¿Qué trabajos realizaban los judíos en los campos de concentracion?
Uno de los más infames entre estos campos fue Auschwitz III, o Monowitz, que proporcionaba prisioneros para realizar trabajos forzados a una planta de goma sintética propiedad de I. G. Farben. Los prisioneros de todos los campos de concentración eran literalmente obligados a trabajar hasta morir
mejor esplcado
el destino,los dejo sin comer a trabajar i por cazar en el bosque lo mataban
Respuesta:
Explicación:
Lo peor de todo era el transporte… El tiempo que pasaba entre la llegada de uno u otro tren podía soportarse con cierta decencia en Terezín antes de que el gueto quedara superpoblado a medida que se iba aplicando la solución final. Pero cuando llegaba el transporte caía de golpe la angustia. Aquellos trenes terminaban con la tregua de cada espera fundamentada, con una más que razonable terquedad, en la necesaria evasión de la supervivencia.
Cuando crujían las ruedas sobre los raíles y se perdían en mitad de la niebla matinal de Bohemia, rumbo a Auschwitz, a Treblinka o Mauthausen, las familias quedaban rotas, las vidas cobraban el valor de una sentencia de muerte, a todos les invadía una sensación de despedida definitiva y el tiempo, la vida, se diluía sin remisión en un inquietante chasquido metálico y un crujir de maderas de vagón llenas de futuros cadáveres. Quienes entraban en aquellos vehículos dejaban atrás un paréntesis de espejismos dedicado por parte de los nazis a dar buena imagen ante las inspecciones de la Cruz Roja Internacional. El gueto de Terezín, a unos 50 kilómetros de Praga, ofrecía escenas cotidianas de supervivencia poco traumática para los estándares del Holocausto.
¿Qué trabajos realizaban los judíos en los campos de concentracion?
Uno de los más infames entre estos campos fue Auschwitz III, o Monowitz, que proporcionaba prisioneros para realizar trabajos forzados a una planta de goma sintética propiedad de I. G. Farben. Los prisioneros de todos los campos de concentración eran literalmente obligados a trabajar hasta morir
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el destino,los dejo sin comer a trabajar i por cazar en el bosque lo mataban