Cuando se trata de cibercrimen, el foco se centra mucho en las amenazas externas y en los individuos que activamente tratan de causar daño, ya sea infectando un sistema con malware o cifrando archivos para extorsionar a sus víctimas.
Y es entendible que se le preste atención a esto, ya que las amenazas que plantean los cibercriminales a las organizaciones es significativa; tanto que muchos consideran a sus actividades ilegales como la evolución natural de los crímenes “tradicionales”, simplemente una versión digital y en línea de lo que sucedía antes. Otros llegan a describirlas como un “fenómeno del siglo XXI que no se va a ir”.
Sin embargo, las amenazas no son solamente externas. Las amenazas internas, que por muchos años fueron malentendidas, son tan problemáticas como sus equivalentes exteriores, y cada vez más empresas empiezan a reconocer los daños que podrían ocasionarse desde adentro.
Respuesta:
Cuando se trata de cibercrimen, el foco se centra mucho en las amenazas externas y en los individuos que activamente tratan de causar daño, ya sea infectando un sistema con malware o cifrando archivos para extorsionar a sus víctimas.
Y es entendible que se le preste atención a esto, ya que las amenazas que plantean los cibercriminales a las organizaciones es significativa; tanto que muchos consideran a sus actividades ilegales como la evolución natural de los crímenes “tradicionales”, simplemente una versión digital y en línea de lo que sucedía antes. Otros llegan a describirlas como un “fenómeno del siglo XXI que no se va a ir”.
Sin embargo, las amenazas no son solamente externas. Las amenazas internas, que por muchos años fueron malentendidas, son tan problemáticas como sus equivalentes exteriores, y cada vez más empresas empiezan a reconocer los daños que podrían ocasionarse desde adentro.