1. Son capaces de detectar la causa de los problemas: Las personas resilientes llevan a cabo las estrategias necesarias para evitar que la situación problemática vuelva a repetirse nuevamente. Esto implica también auto-analizarse, ya que a veces el detonante de un conflicto no proviene del exterior, sino de nuestro interior.
2. Saben manejar sus emociones: Las personas resilientes son capaces de manejar sus pensamientos, ya que cualquier emoción parte de aquí. Pensamos, luego sentimos. Las personas resilientes controlan sus pensamientos para no dejarse llevar por los que tienen una carga negativa y que, por ende, tienen capacidad para generar emociones negativas.
3. Mantienen la calma en situaciones de mucha presión: Todos atravesamos momentos difíciles a lo largo de nuestra vida y lo importante es saber mantener la calma cuando éstos se presentan. Las personas resilientes son capaces de estar centradas y tranquilas, cuando se encuentran en una situación de caos y confusión momentáneas.
4. Son realistas: Mucho y mal se ha hablado sobre el optimismo, generando la idea global de que ser positivo implica negar ciertos aspectos de la realidad que son inevitables y están presentes en la vida de muchas personas. Ser realista pero esperar siempre lo mejor es la mejor manera de describir el optimismo característico de las personas resilientes.
5. Confían en sí mismas: Las personas resilientes tienen confianza en su valía y en su competencia para superar las adversidades.Lo que nos decimos es lo que termina formando nuestra realidad, así que si creemos que no somos capaces de superar un obstáculo, desde luego no lo seremos.
6. Son empáticas: Las personas con mayor capacidad para afrontar los problemas de una forma correcta saben leer las emociones de los demás, comprender lo que sucede a su alrededor y actuar en consecuencia.
7. Son capaces de auto motivarse: No todas las personas somos iguales. A algunas nos motivan los retos y a otras las oportunidades de cambio. Las personas resilientes saben buscar nuevas formas de obtener satisfacción de la vida. Mantienen la motivación siempre alta y son capaces de detectar y atraer cosas positivas a sus vidas.
8. No se preguntan por qué, sino cómo: Una de las características clave de las personas que tienden a derrumbarse fácilmente ante los problemas es que se dejan llevar por pensamientos de reproche, donde se cuestionan constantemente por qué la situación negativa que les angustia les ha sucedido a ellos. Se centran en el por qué al contrario que las personas resilientes, que emplean su energía en entender cómo pueden manejar o salir de la situación conflictiva. Si después de leer estas características de las personas resilientes crees que tú no eres una de ellas, es importante que tengas en cuenta que la resiliencia está presente en todas las personas. La diferencia entre las que lo son más y las que lo son menos puede estar en aspectos claves de la forma de ser tanto como en la práctica. Si comienzas a mirar las cosas desde otra perspectiva, los problemas comenzarán a tener menos apariencia de dramas y más de retos que, depende de las circunstancias, puedes incluso disfrutar. ¿La clave? La voluntad para cambiar.
1. Son capaces de detectar la causa de los problemas: Las personas resilientes llevan a cabo las estrategias necesarias para evitar que la situación problemática vuelva a repetirse nuevamente. Esto implica también auto-analizarse, ya que a veces el detonante de un conflicto no proviene del exterior, sino de nuestro interior.
2. Saben manejar sus emociones: Las personas resilientes son capaces de manejar sus pensamientos, ya que cualquier emoción parte de aquí. Pensamos, luego sentimos. Las personas resilientes controlan sus pensamientos para no dejarse llevar por los que tienen una carga negativa y que, por ende, tienen capacidad para generar emociones negativas.
3. Mantienen la calma en situaciones de mucha presión: Todos atravesamos momentos difíciles a lo largo de nuestra vida y lo importante es saber mantener la calma cuando éstos se presentan. Las personas resilientes son capaces de estar centradas y tranquilas, cuando se encuentran en una situación de caos y confusión momentáneas.
4. Son realistas: Mucho y mal se ha hablado sobre el optimismo, generando la idea global de que ser positivo implica negar ciertos aspectos de la realidad que son inevitables y están presentes en la vida de muchas personas. Ser realista pero esperar siempre lo mejor es la mejor manera de describir el optimismo característico de las personas resilientes.
5. Confían en sí mismas: Las personas resilientes tienen confianza en su valía y en su competencia para superar las adversidades.Lo que nos decimos es lo que termina formando nuestra realidad, así que si creemos que no somos capaces de superar un obstáculo, desde luego no lo seremos.
6. Son empáticas: Las personas con mayor capacidad para afrontar los problemas de una forma correcta saben leer las emociones de los demás, comprender lo que sucede a su alrededor y actuar en consecuencia.
7. Son capaces de auto motivarse: No todas las personas somos iguales. A algunas nos motivan los retos y a otras las oportunidades de cambio. Las personas resilientes saben buscar nuevas formas de obtener satisfacción de la vida. Mantienen la motivación siempre alta y son capaces de detectar y atraer cosas positivas a sus vidas.
8. No se preguntan por qué, sino cómo: Una de las características clave de las personas que tienden a derrumbarse fácilmente ante los problemas es que se dejan llevar por pensamientos de reproche, donde se cuestionan constantemente por qué la situación negativa que les angustia les ha sucedido a ellos. Se centran en el por qué al contrario que las personas resilientes, que emplean su energía en entender cómo pueden manejar o salir de la situación conflictiva. Si después de leer estas características de las personas resilientes crees que tú no eres una de ellas, es importante que tengas en cuenta que la resiliencia está presente en todas las personas. La diferencia entre las que lo son más y las que lo son menos puede estar en aspectos claves de la forma de ser tanto como en la práctica. Si comienzas a mirar las cosas desde otra perspectiva, los problemas comenzarán a tener menos apariencia de dramas y más de retos que, depende de las circunstancias, puedes incluso disfrutar. ¿La clave? La voluntad para cambiar.