Uno de los rasgos más destacados de los años sesenta fue el protagonismo que adquirió la juventud en diversas dimensiones de la experiencia social.
Ese protagonismo se manifestaba, fundamentalmente, en nuevas prácticas tanto culturales como políticas que evidenciaban la irrupción y condensación de nuevos valores.
La expansión del rock and roll, la minifalda, el pelo largo en los varones, la aparición de las pastillas anticonceptivas y las libertades sexuales que éstas permitieron, la extensión en el uso de drogas, el hippismo, entre otros fenómenos, representan muy bien un clima de época caracterizado por el rechazo o el cuestionamiento –fundamentalmente por parte de los jóvenes de los sectores medios- de los modelos socioculturales heredados. Es en este sentido que podemos hablar del surgimiento de una generación: los jóvenes de la década del ’60 construyeron y compartieron una cultura diferenciada y hasta en fuerte oposición a la de sus padres y abuelos.
Esta nueva cultura no fue compacta ni monolítica; por el contrario, reconocía manifestaciones diversas, expresiones múltiples y variedad de símbolos. Esta heterogeneidad podría representarse, tan sólo a modo de ejemplo, a través de tres iconos de época: el joven hippie pacifista, el joven guerrillero y el joven intelectual bohemio.
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Niko1454
creo q es eso espero te sirva si tienes prolemas medices
Niko1454
para volver a editar mi respuesta gracias
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Respuesta:
Uno de los rasgos más destacados de los años sesenta fue el protagonismo que adquirió la juventud en diversas dimensiones de la experiencia social.
Ese protagonismo se manifestaba, fundamentalmente, en nuevas prácticas tanto culturales como políticas que evidenciaban la irrupción y condensación de nuevos valores.
La expansión del rock and roll, la minifalda, el pelo largo en los varones, la aparición de las pastillas anticonceptivas y las libertades sexuales que éstas permitieron, la extensión en el uso de drogas, el hippismo, entre otros fenómenos, representan muy bien un clima de época caracterizado por el rechazo o el cuestionamiento –fundamentalmente por parte de los jóvenes de los sectores medios- de los modelos socioculturales heredados. Es en este sentido que podemos hablar del surgimiento de una generación: los jóvenes de la década del ’60 construyeron y compartieron una cultura diferenciada y hasta en fuerte oposición a la de sus padres y abuelos.
Esta nueva cultura no fue compacta ni monolítica; por el contrario, reconocía manifestaciones diversas, expresiones múltiples y variedad de símbolos. Esta heterogeneidad podría representarse, tan sólo a modo de ejemplo, a través de tres iconos de época: el joven hippie pacifista, el joven guerrillero y el joven intelectual bohemio.