La parábola del Mayordomo Infiel (Lc 16:1-15) es una que ha llamado mucha atención, porque, a primera vista, parece que Jesús —al celebrar la astucia del mayordomo infiel— está aprobando el fraude cometido por él.
Este mayordomo escandalosamente se aprovecha de su amo. Hace que los endeudados rompan sus contratos y escriban nuevos, reduciendo grandemente su deuda. A la vez, destruyendo los documentos que pudieran haber comprobado su verdadera deuda. Son actos de duplicidad, tanto por parte del mayordomo como por parte de los endeudados, ambos aprovechándose del dueño y del puesto privilegiado ocupado por el mayordomo.
Nótese que Jesús no aprueba lo que hicieron. El llama a este mayordomo “malo” (versículo ocho). Lo que quiere hacer Jesucristo con este relato es resaltar es la astucia del hombre. El hombre ve su futuro; se da cuenta de su peligro; salta apuradamente para asegurarse un futuro bueno.
RESPUESTA:
La parábola del Mayordomo Infiel (Lc 16:1-15) es una que ha llamado mucha atención, porque, a primera vista, parece que Jesús —al celebrar la astucia del mayordomo infiel— está aprobando el fraude cometido por él.
Este mayordomo escandalosamente se aprovecha de su amo. Hace que los endeudados rompan sus contratos y escriban nuevos, reduciendo grandemente su deuda. A la vez, destruyendo los documentos que pudieran haber comprobado su verdadera deuda. Son actos de duplicidad, tanto por parte del mayordomo como por parte de los endeudados, ambos aprovechándose del dueño y del puesto privilegiado ocupado por el mayordomo.
Nótese que Jesús no aprueba lo que hicieron. El llama a este mayordomo “malo” (versículo ocho). Lo que quiere hacer Jesucristo con este relato es resaltar es la astucia del hombre. El hombre ve su futuro; se da cuenta de su peligro; salta apuradamente para asegurarse un futuro bueno.