La homeostasis de tu organismo también depende de tus cuidados, higiene, acciones e inclusive de tu autoestima. Debemos cuidar y querer nuestro cuerpo. Elabora una infografía en una hoja del cuaderno, donde expreses de qué forma puedes contribuir con el mantenimiento de tu propio equilibrio homeostático.
Buscar el equilibrio es esencial en muchos ámbitos y nuestro cuerpo no es una excepción. El balance entre los diferentes componentes que forman el organismo es básico para mantener una buena salud. Para alcanzar este equilibrio, el cuerpo tiene una serie de recursos de autorregulación que en su conjunto se denominan homeostasis. Mediante estos mecanismos, corrige ciertas alteraciones y mantiene, por tanto, el equilibrio.
Hay varios factores que pueden provocar que este balance se rompa, ya sea de forma temporal o a largo plazo. Es entonces cuando aparecen las enfermedades. El medio en el que vivimos, la genética de cada uno, el aire que respiramos, los alimentos que ingerimos y la salud psíquica inciden en el organismo. Los procesos que hace el mismo cuerpo para revertir los efectos de estos factores conforman la homeostasis.
Seis procesos y seis niveles para mantener el equilibrio
Los procesos que intervienen a la hora de conservar el equilibrio del organismo son seis: el metabolismo, la respuesta (detecta cambios y responde), el movimiento, el crecimiento, la diferenciación (la conversión de células no especializadas en especializadas) y la reproducción. La interacción de todos ellos ante estímulos externos (como pueden ser un golpe de calor o un esfuerzo físico más intenso de lo habitual) o internos (estrés, la disminución de la glucemia, una infección, etc.) es lo que mantiene el balance.
Cada uno de estos procesos actúa a un nivel diferente. El nivel químico del organismo incluye los átomos (carbono, hidrógeno, oxígeno, etc.) y las moléculas (ADN y glucosa, comúnmente conocida como el azúcar en sangre). Es el metabolismo el que corrige cualquier alteración de estos componentes. El siguiente nivel es el celular, que incluye las unidades vivientes más pequeñas de nuestro cuerpo: las células.
Un conjunto de células forma el tejido, que cumple una función determinada. A su vez, los diferentes tejidos unidos constituyen los órganos, cuyo conjunto da lugar a los aparatos o sistemas. Finalmente, el nivel más general es el organismo, que se refiere al conjunto del cuerpo humano.
Hábitos saludables, la clave de la homeostasis
Mientras todas las condiciones del cuerpo se mantengan dentro de unos límites, las células funcionarán eficientemente, se mantendrá la homeostasis y el cuerpo se conservará saludable. En cambio, si uno o más de los componentes del cuerpo pierden su capacidad de contribuir a la homeostasis, se puede alterar el equilibrio normal entre todos los procesos corporales. Si el desequilibrio homeostático es moderado, puede sobrevenir un trastorno o una enfermedad; si es grave, puede provocar incluso la muerte.
Para evitarlo, es importante tener unos hábitos de vida saludables, ya que algunas enfermedades son provocadas por malos hábitos. Uno de los casos más claros es el tabaquismo, que puede desencadenar enfermedades respiratorias e incluso cáncer de pulmón. La alimentación es otro de los hábitos que debemos cuidar para mantener el equilibrio y evitar enfermedades como la hipertensión, diabetes, anemia y osteoporosis. Si se añaden los complementos naturales adecuados, la aparición de estas dolencias es menos probable. A modo de ejemplo, Dimefar ofrece Eisen Vital F, que restablece los niveles de hierro; Ajo-Olivo-Espino blanco, que ayuda a una buena circulación; y Munodim, que refuerza tus defensas.
El estado mental también es básico en la homeostasis. Actividades como el yoga y la meditación para mantener bajos los niveles de estrés pueden combinarse con complementos alimenticios como el Balbion, que equilibra el sistema nervioso.
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Buscar el equilibrio es esencial en muchos ámbitos y nuestro cuerpo no es una excepción. El balance entre los diferentes componentes que forman el organismo es básico para mantener una buena salud. Para alcanzar este equilibrio, el cuerpo tiene una serie de recursos de autorregulación que en su conjunto se denominan homeostasis. Mediante estos mecanismos, corrige ciertas alteraciones y mantiene, por tanto, el equilibrio.
Hay varios factores que pueden provocar que este balance se rompa, ya sea de forma temporal o a largo plazo. Es entonces cuando aparecen las enfermedades. El medio en el que vivimos, la genética de cada uno, el aire que respiramos, los alimentos que ingerimos y la salud psíquica inciden en el organismo. Los procesos que hace el mismo cuerpo para revertir los efectos de estos factores conforman la homeostasis.
Seis procesos y seis niveles para mantener el equilibrio
Los procesos que intervienen a la hora de conservar el equilibrio del organismo son seis: el metabolismo, la respuesta (detecta cambios y responde), el movimiento, el crecimiento, la diferenciación (la conversión de células no especializadas en especializadas) y la reproducción. La interacción de todos ellos ante estímulos externos (como pueden ser un golpe de calor o un esfuerzo físico más intenso de lo habitual) o internos (estrés, la disminución de la glucemia, una infección, etc.) es lo que mantiene el balance.
Cada uno de estos procesos actúa a un nivel diferente. El nivel químico del organismo incluye los átomos (carbono, hidrógeno, oxígeno, etc.) y las moléculas (ADN y glucosa, comúnmente conocida como el azúcar en sangre). Es el metabolismo el que corrige cualquier alteración de estos componentes. El siguiente nivel es el celular, que incluye las unidades vivientes más pequeñas de nuestro cuerpo: las células.
Un conjunto de células forma el tejido, que cumple una función determinada. A su vez, los diferentes tejidos unidos constituyen los órganos, cuyo conjunto da lugar a los aparatos o sistemas. Finalmente, el nivel más general es el organismo, que se refiere al conjunto del cuerpo humano.
Hábitos saludables, la clave de la homeostasis
Mientras todas las condiciones del cuerpo se mantengan dentro de unos límites, las células funcionarán eficientemente, se mantendrá la homeostasis y el cuerpo se conservará saludable. En cambio, si uno o más de los componentes del cuerpo pierden su capacidad de contribuir a la homeostasis, se puede alterar el equilibrio normal entre todos los procesos corporales. Si el desequilibrio homeostático es moderado, puede sobrevenir un trastorno o una enfermedad; si es grave, puede provocar incluso la muerte.
Para evitarlo, es importante tener unos hábitos de vida saludables, ya que algunas enfermedades son provocadas por malos hábitos. Uno de los casos más claros es el tabaquismo, que puede desencadenar enfermedades respiratorias e incluso cáncer de pulmón. La alimentación es otro de los hábitos que debemos cuidar para mantener el equilibrio y evitar enfermedades como la hipertensión, diabetes, anemia y osteoporosis. Si se añaden los complementos naturales adecuados, la aparición de estas dolencias es menos probable. A modo de ejemplo, Dimefar ofrece Eisen Vital F, que restablece los niveles de hierro; Ajo-Olivo-Espino blanco, que ayuda a una buena circulación; y Munodim, que refuerza tus defensas.
El estado mental también es básico en la homeostasis. Actividades como el yoga y la meditación para mantener bajos los niveles de estrés pueden combinarse con complementos alimenticios como el Balbion, que equilibra el sistema nervioso.
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gracias por tu trabajo
es muy bueno