En la Antigüedad, los Juegos Olímpicos (griego antiguo: Ὀλυμπιακοὶ Ἀγώνες, romanización: olympiakoi agōnes) fueron una serie de competiciones atléticas disputadas por representantes de diversas ciudades-estado griegas, en el año 776 a. C.
Los Juegos se disputaban normalmente cada cuatro años o una olimpiada. Durante la celebración de la competición se promulgaba la ékécheiria o tregua olímpica, para permitir a los atletas viajar en condiciones de seguridad desde sus polis hasta Olimpia. Los antiguos Juegos Olímpicos fueron bastante diferentes de los modernos; había menos eventos y solo los hombres libres que hablaban griego podían competir, además de que se celebraban siempre en el mismo lugar.
Por fuentes antiguas, se cuentan entre los participantes más célebres Alejandro Magno, que participó siendo adolescente, siglo IV a. C.1
Los últimos Juegos Olímpicos de la Antigüedad se celebraron en el 393 d. C., casi doce siglos después de sus comienzos.2 Tras la adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio romano con el Edicto de Tesalónica (28 de febrero de 380), el emperador Teodosio prohibió toda celebración pagana, incluyendo los juegos olímpicos.
En la Antigüedad, los Juegos Olímpicos (griego antiguo: Ὀλυμπιακοὶ Ἀγώνες, romanización: olympiakoi agōnes) fueron una serie de competiciones atléticas disputadas por representantes de diversas ciudades-estado griegas, en el año 776 a. C.
Los Juegos se disputaban normalmente cada cuatro años o una olimpiada. Durante la celebración de la competición se promulgaba la ékécheiria o tregua olímpica, para permitir a los atletas viajar en condiciones de seguridad desde sus polis hasta Olimpia. Los antiguos Juegos Olímpicos fueron bastante diferentes de los modernos; había menos eventos y solo los hombres libres que hablaban griego podían competir, además de que se celebraban siempre en el mismo lugar.
Por fuentes antiguas, se cuentan entre los participantes más célebres Alejandro Magno, que participó siendo adolescente, siglo IV a. C.1
Los últimos Juegos Olímpicos de la Antigüedad se celebraron en el 393 d. C., casi doce siglos después de sus comienzos.2 Tras la adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio romano con el Edicto de Tesalónica (28 de febrero de 380), el emperador Teodosio prohibió toda celebración pagana, incluyendo los juegos olímpicos.