La guerra con Chile se desarrolló por la disputa del desierto de Atacama, rico en nitrato. Perú ni su aliado Bolivia habían podido consolidar sus pretensiones territoriales en el desierto contra Chile quien tenía el control para hacer valer sus pretensiones sobre la región.
Chile optó por atacar a Bolivia después de que Bolivia rompió el Tratado de 1866 entre los dos países por aumentar los impuestos sobre la exportación de nitratos de la región, principalmente controlados por empresas chilenas. En respuesta, Bolivia invoca su alianza secreta con el Perú, el Tratado de 1873, para ir a la guerra.
Perú fue obligado a entrar en una guerra que le era tremendamente desfavorable debido a que el Gobierno antimilitarista de Pardo había cortado drásticamente el presupuesto de defensa.
La perspectiva de los resultados con el enemigo más poderoso y mejor organizado del sur de Perú era totalmente previsible. Esto fue especialmente confirmado luego de la derrota inicial peruana en la batalla naval en la Bahía de Iquique, donde Perú perdió uno de sus dos mejores buques de guerra. Cinco meses más tarde, perdió el otro, permitiendo a Chile hacerse con el control de las rutas marítimas y así prácticamente dictar el ritmo de la guerra.
Los peruanos tuvieron que recurrir a la acción de la guerrilla en la Sierra ante las fuerzas superiores chilenas después de la caída de Lima en 1881. Finalmente se vieron obligados a concluir un acuerdo de paz en 1883.
El Tratado de Ancón cedió a Chile a perpetuidad la provincia de Tarapacá, rica en nitrato quedando en posesión chilena durante diez años las provincias de Tacna y Arica, cuando se celebraría un plebiscito para decidir su destino final.
Después de reiteradas demoras ambos países acordaron finalmente en 1929, tras mediación de los Estados Unidos, a una solución de compromiso de la disputa por el cual Tacna sería devuelto a Perú y Chile conservaría Arica.
Para Perú la derrota y desmembramiento de su país en la guerra trajo consecuencias desastrosas, luego de una época que había comenzado tan auspiciosa en la década de 1840 con la promesa del desarrollo originada por el guano.
La guerra con Chile se desarrolló por la disputa del desierto de Atacama, rico en nitrato. Perú ni su aliado Bolivia habían podido consolidar sus pretensiones territoriales en el desierto contra Chile quien tenía el control para hacer valer sus pretensiones sobre la región.
Chile optó por atacar a Bolivia después de que Bolivia rompió el Tratado de 1866 entre los dos países por aumentar los impuestos sobre la exportación de nitratos de la región, principalmente controlados por empresas chilenas. En respuesta, Bolivia invoca su alianza secreta con el Perú, el Tratado de 1873, para ir a la guerra.
Perú fue obligado a entrar en una guerra que le era tremendamente desfavorable debido a que el Gobierno antimilitarista de Pardo había cortado drásticamente el presupuesto de defensa.
La perspectiva de los resultados con el enemigo más poderoso y mejor organizado del sur de Perú era totalmente previsible. Esto fue especialmente confirmado luego de la derrota inicial peruana en la batalla naval en la Bahía de Iquique, donde Perú perdió uno de sus dos mejores buques de guerra.
Cinco meses más tarde, perdió el otro, permitiendo a Chile hacerse con el control de las rutas marítimas y así prácticamente dictar el ritmo de la guerra.
Los peruanos tuvieron que recurrir a la acción de la guerrilla en la Sierra ante las fuerzas superiores chilenas después de la caída de Lima en 1881. Finalmente se vieron obligados a concluir un acuerdo de paz en 1883.
El Tratado de Ancón cedió a Chile a perpetuidad la provincia de Tarapacá, rica en nitrato quedando en posesión chilena durante diez años las provincias de Tacna y Arica, cuando se celebraría un plebiscito para decidir su destino final.
Después de reiteradas demoras ambos países acordaron finalmente en 1929, tras mediación de los Estados Unidos, a una solución de compromiso de la disputa por el cual Tacna sería devuelto a Perú y Chile conservaría Arica.
Para Perú la derrota y desmembramiento de su país en la guerra trajo consecuencias desastrosas, luego de una época que había comenzado tan auspiciosa en la década de 1840 con la promesa del desarrollo originada por el guano.