Las encomiendas evolucionaron desde su forma original ibérica hacia una forma de esclavitud "comunal". En la encomienda, la Corona española concedía a una persona un número determinado de indígenas de una comunidad específica, pero no dictaba qué individuos de la comunidad debían proporcionar su mano de obra. Los líderes indígenas eran los encargados de movilizar el tributo y la mano de obra asignada. A su vez, los encomenderos debían asegurarse de que los nativos de la encomienda recibieran instrucción en la fe cristiana y en la lengua española, protegerlos de las tribus beligerantes o de los piratas; además debían reprimir la rebelión contra los españoles y mantener las infraestructuras. A su vez, los nativos proporcionaban tributos en forma de metales, maíz, trigo, carne de cerdo u otros productos agrícolas.
La encomienda era un sistema laboral español que recompensaba a los conquistadores con el trabajo de determinados grupos de personas no cristianas conquistadas. Los trabajadores, en teoría, recibían beneficios de los conquistadores para los que trabajaban, siendo la religión católica uno de los principales beneficios. La encomienda se estableció por primera vez en España tras la conquista cristiana de los territorios moriscos (proceso conocido por los cristianos como la Reconquista), y se aplicó a una escala mucho mayor durante la colonización española de las Américas y las Filipinas españolas. Los pueblos conquistados eran considerados vasallos de la monarquía española. La Corona otorgaba una encomienda como un derecho otorgado a un individuo concreto. Para el siglo XVI, este sistema se consideraban un monopolio del trabajo de determinados grupos de indígenas, mantenido a perpetuidad por el titular llamado encomendero y sus descendientes.[1]
Respuesta:
Las encomiendas evolucionaron desde su forma original ibérica hacia una forma de esclavitud "comunal". En la encomienda, la Corona española concedía a una persona un número determinado de indígenas de una comunidad específica, pero no dictaba qué individuos de la comunidad debían proporcionar su mano de obra. Los líderes indígenas eran los encargados de movilizar el tributo y la mano de obra asignada. A su vez, los encomenderos debían asegurarse de que los nativos de la encomienda recibieran instrucción en la fe cristiana y en la lengua española, protegerlos de las tribus beligerantes o de los piratas; además debían reprimir la rebelión contra los españoles y mantener las infraestructuras. A su vez, los nativos proporcionaban tributos en forma de metales, maíz, trigo, carne de cerdo u otros productos agrícolas.
Explicación:
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La encomienda era un sistema laboral español que recompensaba a los conquistadores con el trabajo de determinados grupos de personas no cristianas conquistadas. Los trabajadores, en teoría, recibían beneficios de los conquistadores para los que trabajaban, siendo la religión católica uno de los principales beneficios. La encomienda se estableció por primera vez en España tras la conquista cristiana de los territorios moriscos (proceso conocido por los cristianos como la Reconquista), y se aplicó a una escala mucho mayor durante la colonización española de las Américas y las Filipinas españolas. Los pueblos conquistados eran considerados vasallos de la monarquía española. La Corona otorgaba una encomienda como un derecho otorgado a un individuo concreto. Para el siglo XVI, este sistema se consideraban un monopolio del trabajo de determinados grupos de indígenas, mantenido a perpetuidad por el titular llamado encomendero y sus descendientes.[1]