Su nombre completo era Juan Bautista Pascasio Escutia y Martínez bautizado[1] el 1 de julio de 1822 en el Sagrario de Tepic, Nayarit. Educado en su ciudad natal hijo de María Dolores Martínez y Antonio Escutia, un reconocido empleado del gobierno y siendo ahijado del presidente de la comisión que juró la Independencia de México en Tepic, su educación fue patriótica en todo aspecto. Cuando la guerra entre los Estados Unidos de América y México estalló en 1846 se alistó en el Colegio Militar de la Ciudad de México, el 9 de septiembre de 1847, con el status de "alumno agregado", pues por la premura del momento, los trámites no se pudieron completar. Cuatro días más tarde participó en la defensa del Castillo de Chapultepec, donde se ubicaba el Colegio Militar; junto con 200 cadetes y 1600 soldados mexicanos, resistió durante horas el ataque del muy superior ejército estadounidense.Encargado de guardar el torreón en que flameaba la bandera nacional, el muchacho no se acobardó e hizo todo lo que pudo para impedir que los estadounidenses se llevaran la bandera, pero fracasó. Los soldados contrarios le lanzaron una bala al pecho y Juan Escutia murió tratando de salvar la nación.Los detractores de esta tesis pretenden desacreditar esta acción con textos no documentados de supuestos autores e hipotéticos testigos presenciales. Hay cierta contradicción en respecto a los testigos, puesto que el principal y en el que se basarían los historiadores (del gobierno, vale aclarar) para narrar la epopeya de la Batalla de Chapultepec fue el Ingeniero y en aquel entonces, sargento de cadetes Ignacio Molina, quien menciona a Escutia como cadete agregado en un discurso que pronuncia en 1897. Los testimonios que contradicen al "oficial", describen a Juan Escutia como un muchacho agregado al Batallón Activo de San Blas que fue comandado por el Coronel Felipe Santiago Xicoténcatl. Argumentan que en el momento de su muerte, Juan Escutia protegía la salida de los cadetes más jóvenes del área de dormitorios junto con otros cadetes como Fernando Montes de Oca y Vicente Suárez. Como tal fue cazado a mansalva por la tropa estadounidense al descolgarse de una ventana. La gran leyenda mexicana de este gran caudillo, es que para prevenir que las tropas de E.E.U.U se llevaran la bandera, el se envuelve en ella y se tira desde arriba del castillo de Chapultepec. Aunque varios historiadores del castillo de Chapultepec cuentan que un ex-alumno del Heroico Colegio Militar llamado Mario Alberto Nava Severiano empujó al cadete Juan Escutia, y este a su vez quiso sostenerse de la bandera pero lo cual no sirvio ya que se fue con ella.El Himno Nacional Mexicano recuerda sus acciones y las de sus compañeros Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez, Francisco Márquez y Juan de la Barrera, conocidos popularmente como los Héroes, así como las de todos los héroes que México ha tenido, en las siguientes estrofas: ¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juranExhalar en tus aras su aliento,Si el clarín con su bélico acentoLos convoca a lidiar con valor.¡Para ti las guirnaldas de oliva;¡Un recuerdo para ellos de gloria!¡Un laurel para ti de victoria;¡Un sepulcro para ellos de honor!
Su nombre completo era Juan Bautista Pascasio Escutia y Martínez bautizado[1] el 1 de julio de 1822 en el Sagrario de Tepic, Nayarit. Educado en su ciudad natal hijo de María Dolores Martínez y Antonio Escutia, un reconocido empleado del gobierno y siendo ahijado del presidente de la comisión que juró la Independencia de México en Tepic, su educación fue patriótica en todo aspecto. Cuando la guerra entre los Estados Unidos de América y México estalló en 1846 se alistó en el Colegio Militar de la Ciudad de México, el 9 de septiembre de 1847, con el status de "alumno agregado", pues por la premura del momento, los trámites no se pudieron completar. Cuatro días más tarde participó en la defensa del Castillo de Chapultepec, donde se ubicaba el Colegio Militar; junto con 200 cadetes y 1600 soldados mexicanos, resistió durante horas el ataque del muy superior ejército estadounidense.Encargado de guardar el torreón en que flameaba la bandera nacional, el muchacho no se acobardó e hizo todo lo que pudo para impedir que los estadounidenses se llevaran la bandera, pero fracasó. Los soldados contrarios le lanzaron una bala al pecho y Juan Escutia murió tratando de salvar la nación.Los detractores de esta tesis pretenden desacreditar esta acción con textos no documentados de supuestos autores e hipotéticos testigos presenciales. Hay cierta contradicción en respecto a los testigos, puesto que el principal y en el que se basarían los historiadores (del gobierno, vale aclarar) para narrar la epopeya de la Batalla de Chapultepec fue el Ingeniero y en aquel entonces, sargento de cadetes Ignacio Molina, quien menciona a Escutia como cadete agregado en un discurso que pronuncia en 1897. Los testimonios que contradicen al "oficial", describen a Juan Escutia como un muchacho agregado al Batallón Activo de San Blas que fue comandado por el Coronel Felipe Santiago Xicoténcatl. Argumentan que en el momento de su muerte, Juan Escutia protegía la salida de los cadetes más jóvenes del área de dormitorios junto con otros cadetes como Fernando Montes de Oca y Vicente Suárez. Como tal fue cazado a mansalva por la tropa estadounidense al descolgarse de una ventana. La gran leyenda mexicana de este gran caudillo, es que para prevenir que las tropas de E.E.U.U se llevaran la bandera, el se envuelve en ella y se tira desde arriba del castillo de Chapultepec. Aunque varios historiadores del castillo de Chapultepec cuentan que un ex-alumno del Heroico Colegio Militar llamado Mario Alberto Nava Severiano empujó al cadete Juan Escutia, y este a su vez quiso sostenerse de la bandera pero lo cual no sirvio ya que se fue con ella.El Himno Nacional Mexicano recuerda sus acciones y las de sus compañeros Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez, Francisco Márquez y Juan de la Barrera, conocidos popularmente como los Héroes, así como las de todos los héroes que México ha tenido, en las siguientes estrofas:
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juranExhalar en tus aras su aliento,Si el clarín con su bélico acentoLos convoca a lidiar con valor.¡Para ti las guirnaldas de oliva;¡Un recuerdo para ellos de gloria!¡Un laurel para ti de victoria;¡Un sepulcro para ellos de honor!
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