El poblamiento de América debe verse dentro de una perspectiva económica, ya que, los grupos que se desplazaban, lo hacían en busca de alimentos y como eran cazadores, tenían forzosamente que seguir los desplazamientos de los animales que formaban parte de su dieta.
Todo comenzó en Siberia. Los pueblos antiguos procedentes de Siberia, cruzaron el estrecho de Bering siguiendo a las piezas de caza. Su recorrido es probable que comenzara unos 70.000 años atrás y fueron descendiendo a un ritmo de unos 27 kilómetros por generación. Desde Alaska cruzaron Canadá y Estados Unidos, llegando hasta México. Algunos no se establecieron y continuaron su viaje a través de América Central y del Sur, alcanzando unos pocos el sur de Chile hace unos 13.000 años.
Cuando estos grupos empezaron a penetrar hacia el sur, se abrió ante ellos un territorio nuevo, con clima, flora y fauna distinta y desconocidas, a cuya explotación tenían que habituarse.
Estaban organizados a nivel de hordas o bandas, que probablemente consistían en una o varias familias nucleares emparentadas entre sí y sin ninguna otra autoridad formal que la ejercida por el jefe de familia. Las bandas obedecían las órdenes del sujeto reconocido como el más fuerte o más astuto.
Mantenían una cultura material reducida a lo más mínimo, pues había que desplazarse constantemente, en búsqueda del sustento, marchando tras las manadas que huyen de las acciones depredatorias y que suelen migrar con los cambios de estación o debido al clima cambiante.
El poblamiento de América debe verse dentro de una perspectiva económica, ya que, los grupos que se desplazaban, lo hacían en busca de alimentos y como eran cazadores, tenían forzosamente que seguir los desplazamientos de los animales que formaban parte de su dieta.
Todo comenzó en Siberia. Los pueblos antiguos procedentes de Siberia, cruzaron el estrecho de Bering siguiendo a las piezas de caza. Su recorrido es probable que comenzara unos 70.000 años atrás y fueron descendiendo a un ritmo de unos 27 kilómetros por generación. Desde Alaska cruzaron Canadá y Estados Unidos, llegando hasta México. Algunos no se establecieron y continuaron su viaje a través de América Central y del Sur, alcanzando unos pocos el sur de Chile hace unos 13.000 años.
Cuando estos grupos empezaron a penetrar hacia el sur, se abrió ante ellos un territorio nuevo, con clima, flora y fauna distinta y desconocidas, a cuya explotación tenían que habituarse.
Estaban organizados a nivel de hordas o bandas, que probablemente consistían en una o varias familias nucleares emparentadas entre sí y sin ninguna otra autoridad formal que la ejercida por el jefe de familia. Las bandas obedecían las órdenes del sujeto reconocido como el más fuerte o más astuto.
Mantenían una cultura material reducida a lo más mínimo, pues había que desplazarse constantemente, en búsqueda del sustento, marchando tras las manadas que huyen de las acciones depredatorias y que suelen migrar con los cambios de estación o debido al clima cambiante.