Al periodista no le corresponde la función de juez que determina si alguien es culpable o inocente. Si conoce las pruebas que alega el quejoso, compártalas con sus lectores, pero no dicte sentencia porque no es experto en evaluación de pruebas judiciales sino en aportar elementos suficientes para que lectores expertos y los no conocedores puedan tener un criterio claro sobre el hecho.
Te puede interesar: ''El periodista no es ni debe ser juez''
La consulta además contempla la posibilidad de que ese juicio apresurado del periodista lo ponga ante una acusación de calumnia y ante la necesidad de utilizar su condición de periodista para defenderse desde el medio.
Hay una norma adoptada por los manuales de estilo de los medios que exige a los periodistas abstenerse del uso del medio para tramitar asuntos personales. Es una norma dictada por el sentido ético de la profesión. Si esta se mira como un servicio, le impone al periodista una actitud en que su propio interés desaparece para que emerja el interés público. Ese servicio de lo público, como carácter que define al periodista, es una fuente de dignificación profesional.
A esta razón se le agrega otra, ésta de fundamento ético: cuando un periodista litiga en causa propia y se vale del medio para ventilar sus asuntos, el receptor siente que se le arrebata algo que es suyo, y que ha sido suplantado por el periodista. Percepción que le resta credibilidad al medio y al periodista. Los medios de comunicación, en efecto, no son de sus dueños, son de la sociedad y han de estar totalmente a su servicio. El buen medio de comunicación hace sentir a sus receptores que ellos son el objetivo central y prioritario de su actividad. El medio que es y aparece como negocio, o como instrumento al servicio de alguien, ni merece que le crean, ni logra tener influencia en la vida de la sociedad. Por eso velan para que nadie se valga del medio o de sus periodistas para fines que no sean los de toda la sociedad.
Envía aquí tu consulta sobre ética periodística.
Documentación
El desempeño de las funciones profesionales no nos ha sido entregado como obsequio generoso del destino, para nuestro disfrute exclusivo y egoísta, sino como una delegación tácita de la comunidad que tiene derecho a exigirnos un papel protagónico y transformador, que se justifica en la medida en que se practica como un servicio público vinculado con los fines de la educación y la cultura y, en cuanto a la ciudad respecta, con el mejoramiento progresivo de la calidad de vida de los ciudadanos.
Respuesta:
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Al periodista no le corresponde la función de juez que determina si alguien es culpable o inocente. Si conoce las pruebas que alega el quejoso, compártalas con sus lectores, pero no dicte sentencia porque no es experto en evaluación de pruebas judiciales sino en aportar elementos suficientes para que lectores expertos y los no conocedores puedan tener un criterio claro sobre el hecho.
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Hay una norma adoptada por los manuales de estilo de los medios que exige a los periodistas abstenerse del uso del medio para tramitar asuntos personales. Es una norma dictada por el sentido ético de la profesión. Si esta se mira como un servicio, le impone al periodista una actitud en que su propio interés desaparece para que emerja el interés público. Ese servicio de lo público, como carácter que define al periodista, es una fuente de dignificación profesional.
A esta razón se le agrega otra, ésta de fundamento ético: cuando un periodista litiga en causa propia y se vale del medio para ventilar sus asuntos, el receptor siente que se le arrebata algo que es suyo, y que ha sido suplantado por el periodista. Percepción que le resta credibilidad al medio y al periodista. Los medios de comunicación, en efecto, no son de sus dueños, son de la sociedad y han de estar totalmente a su servicio. El buen medio de comunicación hace sentir a sus receptores que ellos son el objetivo central y prioritario de su actividad. El medio que es y aparece como negocio, o como instrumento al servicio de alguien, ni merece que le crean, ni logra tener influencia en la vida de la sociedad. Por eso velan para que nadie se valga del medio o de sus periodistas para fines que no sean los de toda la sociedad.
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El desempeño de las funciones profesionales no nos ha sido entregado como obsequio generoso del destino, para nuestro disfrute exclusivo y egoísta, sino como una delegación tácita de la comunidad que tiene derecho a exigirnos un papel protagónico y transformador, que se justifica en la medida en que se practica como un servicio público vinculado con los fines de la educación y la cultura y, en cuanto a la ciudad respecta, con el mejoramiento progresivo de la calidad de vida de los ciudadanos.
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espero que te sirva