La influencia de la narrativa social que marcó a la llamada Generación de Guayaquil va influyendo menos en los escritores contemporáneos del país.
Un nuevo escenario social, especialmente en la Costa ecuatoriana y la incidencia de otros referentes literarios y sociales son las causas.
Los trabajos de Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert , Alfredo Pareja Diezcanseco, Demetrio Aguilera Malta y José de la Cuadra, se caracterizaron por abordar la problemática de los campesinos de la Costa, sus tradiciones, la marginalidad y las injusticias.
Lo hicieron a través de cuentos y novelasPara el escritor guayaquileño Enrique Carrión, se puede afirmar que el llamado “realismo social” del Grupo de Guayaquil sí tuvo una influencia valiosa en trabajos posteriores que abarcaron los ochenta. Cada escritor quería dejar por escrito su terruño, sus costumbres, la óptica del vivir cotidiano en una urbe u olla latinoamericana atiborrada de un sinnúmero de razas.
“Ahora pienso que la literatura se ha alejado, saludablemente, de estos discursos y se encamina no solo a la ruptura de contenidos, sino, además, al mestizaje de géneros tanto de la narrativa como de la poesía“, dice CarriónLos jóvenes narradores beben, y lo hacen muy bien, de Canetti, de Aira (siempre de Kafka, siempre de Palacio, siempre de Borges), de Fresán, de Roberto Bolaño, de Vallejo, etc., sin dejar a un lado lo propio de cada región.
El poeta quiteño Paúl Puma señala que aún hay cierta influencia de esa generación y de otros escritores que tuvieron la óptica de mirar problemas sociales y realidades urbanas. A los del Grupo de Guayaquil menciona también a Jorge Icaza, Medardo Ángel Silva y Pablo Palacio.
Destaca lo hecho por Joaquín Gallegos Lara, quien “fue un novelista que pudo superar su propia condición física (era una persona con discapacidad) para transformar y hacerla parte de su trabajo estético. Ahora, las realidades sociales y literarias del país ya tienen otros escenarios”.
Abdón Ubidia director de la editorial El Conejo, destaca que se trató de la generación ecuatoriana más difundida a escala mundial. Su vigencia está en la fuerza y en la contundencia por lo que pudieron trazar el mapa social ecuatorianoLa crítica literaria, Cecilia Ansaldo, dice que en la producción actual se sienten distancias con los temas y preocupaciones nucleares de los escritores de los treintaSe mantienen temas que reflejan inquietudes de lo urbano y sus situaciones sociales que, de alguna forma, fueron abordadas por esa generación. No ocurre con los temas vernáculos, relacionados con contenidos ligados a la tierra. “Eso quedó atrás”.
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La influencia de la narrativa social que marcó a la llamada Generación de Guayaquil va influyendo menos en los escritores contemporáneos del país.
Un nuevo escenario social, especialmente en la Costa ecuatoriana y la incidencia de otros referentes literarios y sociales son las causas.
Los trabajos de Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert , Alfredo Pareja Diezcanseco, Demetrio Aguilera Malta y José de la Cuadra, se caracterizaron por abordar la problemática de los campesinos de la Costa, sus tradiciones, la marginalidad y las injusticias.
Lo hicieron a través de cuentos y novelasPara el escritor guayaquileño Enrique Carrión, se puede afirmar que el llamado “realismo social” del Grupo de Guayaquil sí tuvo una influencia valiosa en trabajos posteriores que abarcaron los ochenta. Cada escritor quería dejar por escrito su terruño, sus costumbres, la óptica del vivir cotidiano en una urbe u olla latinoamericana atiborrada de un sinnúmero de razas.
“Ahora pienso que la literatura se ha alejado, saludablemente, de estos discursos y se encamina no solo a la ruptura de contenidos, sino, además, al mestizaje de géneros tanto de la narrativa como de la poesía“, dice CarriónLos jóvenes narradores beben, y lo hacen muy bien, de Canetti, de Aira (siempre de Kafka, siempre de Palacio, siempre de Borges), de Fresán, de Roberto Bolaño, de Vallejo, etc., sin dejar a un lado lo propio de cada región.
El poeta quiteño Paúl Puma señala que aún hay cierta influencia de esa generación y de otros escritores que tuvieron la óptica de mirar problemas sociales y realidades urbanas. A los del Grupo de Guayaquil menciona también a Jorge Icaza, Medardo Ángel Silva y Pablo Palacio.
Destaca lo hecho por Joaquín Gallegos Lara, quien “fue un novelista que pudo superar su propia condición física (era una persona con discapacidad) para transformar y hacerla parte de su trabajo estético. Ahora, las realidades sociales y literarias del país ya tienen otros escenarios”.
Abdón Ubidia director de la editorial El Conejo, destaca que se trató de la generación ecuatoriana más difundida a escala mundial. Su vigencia está en la fuerza y en la contundencia por lo que pudieron trazar el mapa social ecuatorianoLa crítica literaria, Cecilia Ansaldo, dice que en la producción actual se sienten distancias con los temas y preocupaciones nucleares de los escritores de los treintaSe mantienen temas que reflejan inquietudes de lo urbano y sus situaciones sociales que, de alguna forma, fueron abordadas por esa generación. No ocurre con los temas vernáculos, relacionados con contenidos ligados a la tierra. “Eso quedó atrás”.
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