El directivo menciona que, comparado con otros países latinoamericanos, como Brasil, donde el mercado de préstamos alcanza un 60%, en México los créditos educativos se “subutilizan por desconocimiento y barreras culturales”. En Estados Unidos, préstamos y becas representan 34% del apoyo para estudiar un programa, señala el informe Cómo paga su universidad Estados Unidos 2016, elaborado por la firma de investigación Ipsos.
En México, estudiar una carrera como Administración, la más demandada en el país, tiene un costo promedio de 408,859 pesos en una universidad privada, según registra el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en el portal Compara Carreras. Medicina, de las más elevadas en precio, puede representar un desembolso de 1.1 millones de pesos. Ambas carreras, en un centro público, tienen un costo promedio de 40,000 pesos.
El precio del programa, sin incluir otros aspectos de manutención, desalienta a los jóvenes a seguir sus estudios, pero la combinación de una beca y un préstamo es una opción para más de 200,000 alumnos que no tienen opción en una universidad pública, insiste Ribero- Andreu. El porcentaje de mexicanos con estudios de educación superior es de 16%, la proporción más baja entre los países que integran la OCDE.
Investigaciones Sociales de la UNAM, señala que los créditos no son una parte significativa en la educación superior por el costo de las tasas de interés y el temor a adquirir una deuda difícil de cubrir.
Actualmente, son tres instancias que ofrecen financiamiento educativo: los bancos, las Sociedades Financieras de Objetivo Limitado (sofol) y las de Objeto Múltiple (sofom). Finae, que es una sofom, tiene colocados 11,000 créditos, otorgados con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros inversionistas. En conjunto, estas tres instituciones han otorgado alrededor de 30,000 préstamos, cifra que contrasta con la cantidad de mexicanos que necesitarían ayuda financiera, dice Ribero.
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El directivo menciona que, comparado con otros países latinoamericanos, como Brasil, donde el mercado de préstamos alcanza un 60%, en México los créditos educativos se “subutilizan por desconocimiento y barreras culturales”. En Estados Unidos, préstamos y becas representan 34% del apoyo para estudiar un programa, señala el informe Cómo paga su universidad Estados Unidos 2016, elaborado por la firma de investigación Ipsos.
En México, estudiar una carrera como Administración, la más demandada en el país, tiene un costo promedio de 408,859 pesos en una universidad privada, según registra el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en el portal Compara Carreras. Medicina, de las más elevadas en precio, puede representar un desembolso de 1.1 millones de pesos. Ambas carreras, en un centro público, tienen un costo promedio de 40,000 pesos.
El precio del programa, sin incluir otros aspectos de manutención, desalienta a los jóvenes a seguir sus estudios, pero la combinación de una beca y un préstamo es una opción para más de 200,000 alumnos que no tienen opción en una universidad pública, insiste Ribero- Andreu. El porcentaje de mexicanos con estudios de educación superior es de 16%, la proporción más baja entre los países que integran la OCDE.
Investigaciones Sociales de la UNAM, señala que los créditos no son una parte significativa en la educación superior por el costo de las tasas de interés y el temor a adquirir una deuda difícil de cubrir.
Actualmente, son tres instancias que ofrecen financiamiento educativo: los bancos, las Sociedades Financieras de Objetivo Limitado (sofol) y las de Objeto Múltiple (sofom). Finae, que es una sofom, tiene colocados 11,000 créditos, otorgados con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros inversionistas. En conjunto, estas tres instituciones han otorgado alrededor de 30,000 préstamos, cifra que contrasta con la cantidad de mexicanos que necesitarían ayuda financiera, dice Ribero.