L a independencia del Ecuador forma parte de ese largo proceso emancipador que se inició en América Latina a fines de la primera década del siglo XIX, y culminó en 1830, cuando se produjo la definitiva desintegración de la Gran Colombia. Para entender por qué transcurrieron casi 20 años entre lo que es considerado el primer grito de independencia en América Latina, y la constitución de la República del Ecuador, hay que tener en cuenta algunos aspectos de tipo político administrativo que se remontan a los orígenes mismos de la dominación española en América.
La Capitanía General de Quito se organizó en 1563 como parte del Virreinato del Perú y desde aquel entonces abarcó importantes territorios, los cuales comprendían, entre otros, la ciudad de Popayán en la parte sur de la actual Colombia. Desde 1739, la Capitanía General de Quito pasó a formar parte del recién creado Virreinato de la Nueva Granada, y a pesar de que gozaba de un alto grado de autonomía económica y fiscal, lo político y lo administrativo se mantuvieron bajo el control de los virreinatos ya mencionados.
L a independencia del Ecuador forma parte de ese largo proceso emancipador que se inició en América Latina a fines de la primera década del siglo XIX, y culminó en 1830, cuando se produjo la definitiva desintegración de la Gran Colombia. Para entender por qué transcurrieron casi 20 años entre lo que es considerado el primer grito de independencia en América Latina, y la constitución de la República del Ecuador, hay que tener en cuenta algunos aspectos de tipo político administrativo que se remontan a los orígenes mismos de la dominación española en América.
La Capitanía General de Quito se organizó en 1563 como parte del Virreinato del Perú y desde aquel entonces abarcó importantes territorios, los cuales comprendían, entre otros, la ciudad de Popayán en la parte sur de la actual Colombia. Desde 1739, la Capitanía General de Quito pasó a formar parte del recién creado Virreinato de la Nueva Granada, y a pesar de que gozaba de un alto grado de autonomía económica y fiscal, lo político y lo administrativo se mantuvieron bajo el control de los virreinatos ya mencionados.