Sí, se acabó eso que decimos tanto de "¿te puedo llamar?" después de estar hablando media hora con esa misma persona por WhatsApp. Habría que reunir de nuevo el valor para marcar el teclado de un teléfono y comunicarnos a través de, ¡oh Dios mío!, nuestras voces.
Además, sin correo electrónico volvería a nuestras vidas ese aparatejo arrinconado en los primeros 2000
2 - Tendríamos que cambiar la hora otra vez
Desde que todos miramos la hora a través del móvil las noticias sobre el cambio de hora en otoño y primavera casi se dan más por nostálgica informativa que otra cosa, pero ojo, sin Internet podríamos volver a tener excusas buenas para llegar a deshora
3 - Nos perderíamos y tendríamos que preguntar
Tampoco sería fácil orientarse y nos veríamos obligados a volver a ser falsamente sociables, bajar la ventanilla y entonar ese "disculpe, ¿cómo se llama esta calle?". Y, por supuesto, arriesgarnos a dar rodeos de 50 kilómetros si damos con un simpático.
4 - Escucharíamos música en un discman
Para los millennials, un discman es un aparato como el walkman; bueno no, a ver. Como una radio portátil en la que se metían CDs. Ah, vale, que tampoco.
Pues imagina que si en vez de cualquier soporte digital de 2 gramos, cargases con esto y soportases las rayaduras en tus canciones favoritas que podías escuchar en bucle 267 veces.
5 - Compraríamos en El Corte Inglés
Se acabó la llamada del cartero y los paquetes de la culpabilidad por ser comprador compulsivo en la puerta de tu casa. Tendrás que quitarte el pijama y caminar, se acabó Amazon, amigo, debes hacer colas y todas esas cosas que suenan muy lejanas menos para comprarte el iPhone de primero.
6 - Pisaríamos de nuevo el videoclub y la agencia de viajes
Ojo al tema cine, porque es controvertido. En un primer momento nos dijimos: "¿Se llenarían las salas otra vez de no existir Internet?". Pero rápidamente pensamos que el IVA sobreviviría y, claro, no. Pero de repente nos acordamos de los videoclubes, esos lugares mágicos.
Tampoco podríamos comprarnos ni un triste billete de avión, así que nos tocaría relacionarnos de nuevo y cruzar los dedos para que no salir sin blanca de la agencia.
7 - No seríamos expertos en medicina ni hipocondríacos
Sin nuestro amado doctor de cabecera Google tampoco nos las daríamos de sabioncillos intrusistas y, por supuesto, no creeríamos tener la malaria cada vez que estornudáramos.
8 - Ligaríamos (o no) en vivo y en directo
Otra de las grandes revelaciones: no habría Tinder. Ojo con eso, que nos veríamos hablando con gente cara a cara. CARA A CARA. Y que nos vea tal como somos. TAL COMO SOMOS.
1 - Llamaríamos por teléfono y usaríamos el fax
Sí, se acabó eso que decimos tanto de "¿te puedo llamar?" después de estar hablando media hora con esa misma persona por WhatsApp. Habría que reunir de nuevo el valor para marcar el teclado de un teléfono y comunicarnos a través de, ¡oh Dios mío!, nuestras voces.
Además, sin correo electrónico volvería a nuestras vidas ese aparatejo arrinconado en los primeros 2000
2 - Tendríamos que cambiar la hora otra vez
Desde que todos miramos la hora a través del móvil las noticias sobre el cambio de hora en otoño y primavera casi se dan más por nostálgica informativa que otra cosa, pero ojo, sin Internet podríamos volver a tener excusas buenas para llegar a deshora
3 - Nos perderíamos y tendríamos que preguntar
Tampoco sería fácil orientarse y nos veríamos obligados a volver a ser falsamente sociables, bajar la ventanilla y entonar ese "disculpe, ¿cómo se llama esta calle?". Y, por supuesto, arriesgarnos a dar rodeos de 50 kilómetros si damos con un simpático.
4 - Escucharíamos música en un discman
Para los millennials, un discman es un aparato como el walkman; bueno no, a ver. Como una radio portátil en la que se metían CDs. Ah, vale, que tampoco.
Pues imagina que si en vez de cualquier soporte digital de 2 gramos, cargases con esto y soportases las rayaduras en tus canciones favoritas que podías escuchar en bucle 267 veces.
5 - Compraríamos en El Corte Inglés
Se acabó la llamada del cartero y los paquetes de la culpabilidad por ser comprador compulsivo en la puerta de tu casa. Tendrás que quitarte el pijama y caminar, se acabó Amazon, amigo, debes hacer colas y todas esas cosas que suenan muy lejanas menos para comprarte el iPhone de primero.
6 - Pisaríamos de nuevo el videoclub y la agencia de viajes
Ojo al tema cine, porque es controvertido. En un primer momento nos dijimos: "¿Se llenarían las salas otra vez de no existir Internet?". Pero rápidamente pensamos que el IVA sobreviviría y, claro, no. Pero de repente nos acordamos de los videoclubes, esos lugares mágicos.
Tampoco podríamos comprarnos ni un triste billete de avión, así que nos tocaría relacionarnos de nuevo y cruzar los dedos para que no salir sin blanca de la agencia.
7 - No seríamos expertos en medicina ni hipocondríacos
Sin nuestro amado doctor de cabecera Google tampoco nos las daríamos de sabioncillos intrusistas y, por supuesto, no creeríamos tener la malaria cada vez que estornudáramos.
8 - Ligaríamos (o no) en vivo y en directo
Otra de las grandes revelaciones: no habría Tinder. Ojo con eso, que nos veríamos hablando con gente cara a cara. CARA A CARA. Y que nos vea tal como somos. TAL COMO SOMOS.