Es un error pensar que la investigación científica y su aplicación tecnológica se realizan fuera de un contexto histórico, independientemente de intereses. Cualquier investigación “pura” tiene motivaciones –no siempre claras o explícitas- determinadas por el contexto económico, político, cultural, y social. Es por esto que con este artículo inauguramos una serie de notas que intentarán profundizar sobre este tema.
La ciencia (del latín scientia= ‘conocimiento’) es un conjunto de conocimientos estructurados sistemáticamente sobre el Universo los cuales pueden ser relacionados unos con otros. Éstos son obtenidos mediante la observación de patrones regulares en la naturaleza (u otra realidad derivada, como la sociedad, la economía, la política) que conducen a razonamientos y experimentación, a partir de los cuales se construyen hipótesis, se deducen principios y leyes generales1. La experimentación, es decir la verificación de estas hipótesis en la realidad es la que da validez al conocimiento científico. Tecnología es el conjunto de conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permiten diseñar y crear bienes y servicios que facilitan la adaptación humana al medio ambiente y satisfacer tanto las necesidades esenciales (vitales) como los deseos de grupos sociales o personas. Es una palabra de origen griego, (formada por téchne , arte, técnica u oficio y logía, el estudio de algo). Este conjunto de saberes está dirigido a la satisfacción de necesidades humanas: vivienda, alimentos, energía, vestimenta, conectividad, etc., sin que “necesidad” implique un juicio de valor acerca del producto, el cual también puede implicar requerimientos superfluos, frívolos o moralmente censurables como la guerra.
También los gérmenes de la ciencia se establecieron desde temprano en la historia de la humanidad, como pura especulación intelectual. En la antigua Grecia, Demócrito (siglo quinto antes de cristo) desarrolló la “teoría atómica del universo”. Esta teoría, al igual que todas las teorías filosóficas griegas, no sostiene sus postulados con experimentos, sino que se dedujo mediante razonamientos lógicos. La teoría atomística de Demócrito establecía: A) Los átomos son eternos, indivisibles, homogéneos, incompresibles e invisibles. B) Los átomos se diferencian solo en forma y tamaño, pero no por cualidades internas. C) Las propiedades de la materia varían según el agrupamiento de los átomos. Hoy sabemos que a grandes rasgos2, esta teoría es correcta;
Poco a poco ciencia y tecnología fueron acercándose, fundamentalmente por un cambio en la actividad científica que consolidó el tránsito de la mera especulación a la comprobación experimental como fundamento de verdad. Galileo Galilei en el Renacimiento fundó el método científico moderno e introdujo a la matemática3 como herramienta fundamental de la ciencia. Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas en la física de Aristóteles, su enfrentamiento con la Inquisición suele mostrarse como el mejor ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad contemporánea. Francis Bacon, filósofo inglés contemporáneo de Galileo es también mencionado como otro fundador del método científico moderno, si bien no fue tan radical como Galileo, en el sentido que despreció la matemática por considerarla especulación pura. Creía que solo valía la experimentación y de allí y solamente desde allí –casi que pasivamente- se debían deducir las leyes que gobiernan la naturaleza. Bacon es uno de los pilares de la corriente filosófica denominada empirismo, que enfatiza el papel de la experiencia ligada a la percepción sensorial en la formación del conocimiento.
Durante el siglo XIX el fortalecimiento de las ciencias experimentales – particularmente la física y la química- acompasada con la demanda tecnológica de la Revolución Industrial determinó que los descubrimientos de la ciencia encontraran aplicaciones cada vez más inmediatas.
Suele mencionarse el establecimiento de los principios básicos del transistor en la década 1940-1950 como el conocimiento científico que más rápidamente, en esos tiempos, llegó a un producto.
Es un error pensar que la investigación científica y su aplicación tecnológica se realizan fuera de un contexto histórico, independientemente de intereses. Cualquier investigación “pura” tiene motivaciones –no siempre claras o explícitas- determinadas por el contexto económico, político, cultural, y social. Es por esto que con este artículo inauguramos una serie de notas que intentarán profundizar sobre este tema.
La ciencia (del latín scientia= ‘conocimiento’) es un conjunto de conocimientos estructurados sistemáticamente sobre el Universo los cuales pueden ser relacionados unos con otros. Éstos son obtenidos mediante la observación de patrones regulares en la naturaleza (u otra realidad derivada, como la sociedad, la economía, la política) que conducen a razonamientos y experimentación, a partir de los cuales se construyen hipótesis, se deducen principios y leyes generales1. La experimentación, es decir la verificación de estas hipótesis en la realidad es la que da validez al conocimiento científico. Tecnología es el conjunto de conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permiten diseñar y crear bienes y servicios que facilitan la adaptación humana al medio ambiente y satisfacer tanto las necesidades esenciales (vitales) como los deseos de grupos sociales o personas. Es una palabra de origen griego, (formada por téchne , arte, técnica u oficio y logía, el estudio de algo). Este conjunto de saberes está dirigido a la satisfacción de necesidades humanas: vivienda, alimentos, energía, vestimenta, conectividad, etc., sin que “necesidad” implique un juicio de valor acerca del producto, el cual también puede implicar requerimientos superfluos, frívolos o moralmente censurables como la guerra.
También los gérmenes de la ciencia se establecieron desde temprano en la historia de la humanidad, como pura especulación intelectual. En la antigua Grecia, Demócrito (siglo quinto antes de cristo) desarrolló la “teoría atómica del universo”. Esta teoría, al igual que todas las teorías filosóficas griegas, no sostiene sus postulados con experimentos, sino que se dedujo mediante razonamientos lógicos. La teoría atomística de Demócrito establecía: A) Los átomos son eternos, indivisibles, homogéneos, incompresibles e invisibles. B) Los átomos se diferencian solo en forma y tamaño, pero no por cualidades internas. C) Las propiedades de la materia varían según el agrupamiento de los átomos. Hoy sabemos que a grandes rasgos2, esta teoría es correcta;
Poco a poco ciencia y tecnología fueron acercándose, fundamentalmente por un cambio en la actividad científica que consolidó el tránsito de la mera especulación a la comprobación experimental como fundamento de verdad. Galileo Galilei en el Renacimiento fundó el método científico moderno e introdujo a la matemática3 como herramienta fundamental de la ciencia. Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas en la física de Aristóteles, su enfrentamiento con la Inquisición suele mostrarse como el mejor ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad contemporánea. Francis Bacon, filósofo inglés contemporáneo de Galileo es también mencionado como otro fundador del método científico moderno, si bien no fue tan radical como Galileo, en el sentido que despreció la matemática por considerarla especulación pura. Creía que solo valía la experimentación y de allí y solamente desde allí –casi que pasivamente- se debían deducir las leyes que gobiernan la naturaleza. Bacon es uno de los pilares de la corriente filosófica denominada empirismo, que enfatiza el papel de la experiencia ligada a la percepción sensorial en la formación del conocimiento.
Durante el siglo XIX el fortalecimiento de las ciencias experimentales – particularmente la física y la química- acompasada con la demanda tecnológica de la Revolución Industrial determinó que los descubrimientos de la ciencia encontraran aplicaciones cada vez más inmediatas.
Suele mencionarse el establecimiento de los principios básicos del transistor en la década 1940-1950 como el conocimiento científico que más rápidamente, en esos tiempos, llegó a un producto.
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ciencia
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