En una ocasión tuve la necesidad de una pequeña suma de dinero. Luego de remover una serie de trastos viejos, divisé una botella de chicha guardada hace quince años por mis padres. Habían dicho que la abriría cuando yo “me recibiera de bachiller”. O el día en que mi hermana “se casara”. Ninguno de los dos sucesos ocurrió. Cogí la botella y logré abrirla, luego vertí el contenido en una pequeña pipa de barro. Llené la botella vacía con una buena medida de vinagre, la alambré, la encorché y la acosté en su almohadón. solicité por la chicha la suma de treinta soles y se echó a reír. Recorrí todas las chicherías y nadie la quería. Regresé a mi casa y escondí la pipa de barro. Mi madre me dijo: ¡Ha llegado tu hermano Raúl! ¡Tantos años que no ves a tu hermano! ¡Corre! Que ha preguntado por ti.
Ingresé a la sala y quedé horrorizado. En la mesa central estaba la botella de chicha aun sin descorchar. Habló mi padre: “Vamos al fin poder brindar con la vieja chicha”. Y todos se sirvieron. ¡Excelente bebida! ¡Nunca he tomado algo semejante! Mi hermano conmovido por el homenaje agradeció a mis padres. Yo no bebí ni una gota.
Entonces traje la pipa de barro escondida y se la presenté a mi padre. ¡Hum! Estas pipas son de última fabricación. ¡Que olor! ¡Esto es una broma! Y tomando la pipa con una mano, y a mí de una oreja con la otra, se dirigió a la puerta de la calle. Y la arrojó. Recibiendo un coscorrón en la cabeza fui a dar vueltas en el jardín.
Respuesta:
BREVE RESUMEN DE LA OBRA LA BOTELLA DE CHICHA
En una ocasión tuve la necesidad de una pequeña suma de dinero. Luego de remover una serie de trastos viejos, divisé una botella de chicha guardada hace quince años por mis padres. Habían dicho que la abriría cuando yo “me recibiera de bachiller”. O el día en que mi hermana “se casara”. Ninguno de los dos sucesos ocurrió. Cogí la botella y logré abrirla, luego vertí el contenido en una pequeña pipa de barro. Llené la botella vacía con una buena medida de vinagre, la alambré, la encorché y la acosté en su almohadón. solicité por la chicha la suma de treinta soles y se echó a reír. Recorrí todas las chicherías y nadie la quería. Regresé a mi casa y escondí la pipa de barro. Mi madre me dijo: ¡Ha llegado tu hermano Raúl! ¡Tantos años que no ves a tu hermano! ¡Corre! Que ha preguntado por ti.
Ingresé a la sala y quedé horrorizado. En la mesa central estaba la botella de chicha aun sin descorchar. Habló mi padre: “Vamos al fin poder brindar con la vieja chicha”. Y todos se sirvieron. ¡Excelente bebida! ¡Nunca he tomado algo semejante! Mi hermano conmovido por el homenaje agradeció a mis padres. Yo no bebí ni una gota.
Entonces traje la pipa de barro escondida y se la presenté a mi padre. ¡Hum! Estas pipas son de última fabricación. ¡Que olor! ¡Esto es una broma! Y tomando la pipa con una mano, y a mí de una oreja con la otra, se dirigió a la puerta de la calle. Y la arrojó. Recibiendo un coscorrón en la cabeza fui a dar vueltas en el jardín.