Ideas para crear un guion teatral y que deje una enseñanza
Jana08
Puedes crear un guion teatral tragico, puedes incluir muertes por ejemplo: Una chica que sufria de alguna enfermedad mental, ya que ella soñaba en las noches que les cortaba la mano derecha a sus familiares y amigos, pero por el miedo de que le dijeran loca por tener esos sueños, lo ocultaba. Cuando de rabia decidio cortarle la mano a su amigo, ya que este tenia una novia, sin saber que su amiga lo amaba. Pero por que tenia esos sueños, bueno la razon es que esta no tenia una de sus manos ya que la habia perdido en un accidente. La chica descubrio que cortarles las manos era algo placentero, pero no se que da ahi sino que las manos que cortaba las planataba en su jardin secreto que quedaba fuera de la ciudad. Sus padres preocupados al ver que su hija no venia a casa, comenzaron a buscarla, cuando de pronto se acordaron que eella de pequeña solia mencionar que le gustaria vivir en el bosque que quedaba a fueras de la ciudad. Los padres al encontar el jardin se asombraron debido a que encontraron un jardin lleno de manos y con el cuerpo de la chica en descomposicion y sangre podrida.
La enseñanza seria decir la verdad sin miedo a que te juzguen por lo que te pase, antes de que ese problema que tienes se vuelva mas grande.
Descripción: Delia se encuentra preocupada por su hijo, ya que cree que anda en malos pasos. Pero una importante visita le hará aprender una importante lección.
Personajes: Delia, Daniel, Camilo, Gerardo
PRIMER ACTO
Delia y Daniel, dos esposos, se encuentran sentados a la mesa, tomando un café. Ambos se ven de clase acomodada, a juzgar por sus ropas y sus maneras. Pero Delia parece preocupada.
Delia: ¡Te digo que estoy muy preocupada por Gerardito, Daniel! Desde que se le metió en la cabeza eso de ser gay, no ha dejado de decir barbaridades.
Daniel: Bueno Delia, no puedes decirme que no lo sospechabas.
Delia: ¡Por supuesto que no! ¡Eso es un pecado! Imagínate lo que irán a decir los vecinos, las damas de la iglesia…
Daniel: ¿Y no te parece que es más importante que nuestro hijo sea feliz?
Delia: Ay Daniel, ¡ya no sé que pensar! Le dije a Camilo que viniera a aconsejarme esta tarde, seguro él sabrá que hacer al respecto.
Daniel (rodando los ojos): Lo que tú digas, querida.
SEGUNDO ACTO
El timbre de la casa suena. Delia corre a abrir y se encuentra con su hermano, un joven sacerdote vestido con alzacuellos.
Delia: ¡Camilo! Que bueno que viniste, pasa. Fíjate que Gerardito se me está descarriando con su problemita. ¡No sé como hacerlo entrar en razón! Tal vez tú puedas recomendarme algo para componerlo.
Camilo: ¿Componerlo?
Ambos se sientan en la sala de estar.
Delia: Sí, hermano. Ay, ayúdame por favor. Yo no quiero que mi hijo viva en el pecado.
Camilo (sonriendo): A ver Delia, ¿por qué crees que Gerardo está viviendo en el pecado? ¿Acaso le ha hecho daño a alguien?
Delia: ¡Ay no, faltaría más! Pero pues, tú sabes…
Camilo: ¿Qué es lo que sé?
Delia: Pues que lo que hace está mal. Dios no quiere a los chicos de esa clase.
Camilo: Te equivocas, Delia. Dios nos ama a todos, sin importar lo que hagamos o quienes seamos. Estamos hechos a su imagen y semejanza y desea que seamos felices.
Delia: Ay Camilo, pero… pero es que se dicen tantas cosas…
Camilo: Comprendo que sea difícil de asimilar para ti. Pero los tiempos cambian Delia y si algo puedo decirte como sacerdote, es que Dios quiere a tu hijo con un amor incondicional, sin fijarse en sus preferencias. Y tú también deberías hacerlo, como su madre.
TERCER ACTO
Gerardo, un muchacho de lentes, entra a casa con pereza.
Gerardo: Ya llegué mamá, estuvo muy aburrida la obra de teatro. (Se da cuenta de la presencia de su tío y sonríe). ¡Tío! Que sorpresa, ¿qué haces aquí?
Camilo: Tu madre me pidió que viniera para conversar sobre ti.
Gerardo: ¿Sobre mí? ¿Por qué?
Camilo: Digamos que tu mamá necesitaba un consejo celestial.
Delia: ¿Sabes qué, hijito? (Se levanta y toma las manos de Gerardo). Puede que me cueste un poco de trabajo comprender como te sientes con respecto a otros muchachos. Pero soy tu madre y a fin de cuentas, te amo como eres. Y sé que eres un buen chico. Voy a esforzarme más por entenderte y abrir mi mente.
Una chica que sufria de alguna enfermedad mental, ya que ella soñaba en las noches que les cortaba la mano derecha a sus familiares y amigos, pero por el miedo de que le dijeran loca por tener esos sueños, lo ocultaba.
Cuando de rabia decidio cortarle la mano a su amigo, ya que este tenia una novia, sin saber que su amiga lo amaba.
Pero por que tenia esos sueños, bueno la razon es que esta no tenia una de sus manos ya que la habia perdido en un accidente.
La chica descubrio que cortarles las manos era algo placentero, pero no se que da ahi sino que las manos que cortaba las planataba en su jardin secreto que quedaba fuera de la ciudad.
Sus padres preocupados al ver que su hija no venia a casa, comenzaron a buscarla, cuando de pronto se acordaron que eella de pequeña solia mencionar que le gustaria vivir en el bosque que quedaba a fueras de la ciudad.
Los padres al encontar el jardin se asombraron debido a que encontraron un jardin lleno de manos y con el cuerpo de la chica en descomposicion y sangre podrida.
La enseñanza seria decir la verdad sin miedo a que te juzguen por lo que te pase, antes de que ese problema que tienes se vuelva mas grande.
Descripción: Delia se encuentra preocupada por su hijo, ya que cree que anda en malos pasos. Pero una importante visita le hará aprender una importante lección.
Personajes: Delia, Daniel, Camilo, Gerardo
PRIMER ACTO
Delia y Daniel, dos esposos, se encuentran sentados a la mesa, tomando un café. Ambos se ven de clase acomodada, a juzgar por sus ropas y sus maneras. Pero Delia parece preocupada.
Delia: ¡Te digo que estoy muy preocupada por Gerardito, Daniel! Desde que se le metió en la cabeza eso de ser gay, no ha dejado de decir barbaridades.
Daniel: Bueno Delia, no puedes decirme que no lo sospechabas.
Delia: ¡Por supuesto que no! ¡Eso es un pecado! Imagínate lo que irán a decir los vecinos, las damas de la iglesia…
Daniel: ¿Y no te parece que es más importante que nuestro hijo sea feliz?
Delia: Ay Daniel, ¡ya no sé que pensar! Le dije a Camilo que viniera a aconsejarme esta tarde, seguro él sabrá que hacer al respecto.
Daniel (rodando los ojos): Lo que tú digas, querida.
SEGUNDO ACTO
El timbre de la casa suena. Delia corre a abrir y se encuentra con su hermano, un joven sacerdote vestido con alzacuellos.
Delia: ¡Camilo! Que bueno que viniste, pasa. Fíjate que Gerardito se me está descarriando con su problemita. ¡No sé como hacerlo entrar en razón! Tal vez tú puedas recomendarme algo para componerlo.
Camilo: ¿Componerlo?
Ambos se sientan en la sala de estar.
Delia: Sí, hermano. Ay, ayúdame por favor. Yo no quiero que mi hijo viva en el pecado.
Camilo (sonriendo): A ver Delia, ¿por qué crees que Gerardo está viviendo en el pecado? ¿Acaso le ha hecho daño a alguien?
Delia: ¡Ay no, faltaría más! Pero pues, tú sabes…
Camilo: ¿Qué es lo que sé?
Delia: Pues que lo que hace está mal. Dios no quiere a los chicos de esa clase.
Camilo: Te equivocas, Delia. Dios nos ama a todos, sin importar lo que hagamos o quienes seamos. Estamos hechos a su imagen y semejanza y desea que seamos felices.
Delia: Ay Camilo, pero… pero es que se dicen tantas cosas…
Camilo: Comprendo que sea difícil de asimilar para ti. Pero los tiempos cambian Delia y si algo puedo decirte como sacerdote, es que Dios quiere a tu hijo con un amor incondicional, sin fijarse en sus preferencias. Y tú también deberías hacerlo, como su madre.
TERCER ACTO
Gerardo, un muchacho de lentes, entra a casa con pereza.
Gerardo: Ya llegué mamá, estuvo muy aburrida la obra de teatro. (Se da cuenta de la presencia de su tío y sonríe). ¡Tío! Que sorpresa, ¿qué haces aquí?
Camilo: Tu madre me pidió que viniera para conversar sobre ti.
Gerardo: ¿Sobre mí? ¿Por qué?
Camilo: Digamos que tu mamá necesitaba un consejo celestial.
Delia: ¿Sabes qué, hijito? (Se levanta y toma las manos de Gerardo). Puede que me cueste un poco de trabajo comprender como te sientes con respecto a otros muchachos. Pero soy tu madre y a fin de cuentas, te amo como eres. Y sé que eres un buen chico. Voy a esforzarme más por entenderte y abrir mi mente.
Gerardo: ¡Gracias mamá! Yo también te quiero.
Ambos se abrazan mientras Camilo sonríe.