Mientras Domo y Lituche construían su hogar, la ruka, el cielo se pobló de nuevos espíritus, los Cherrüfes, muy temidos por la comunidad. Y aún hoy, este pueblo respeta la naturaleza y mira al wenumapu, el cielo, buscando la protección de su creador, el Chau Ngenechén.
Mientras Domo y Lituche construían su hogar, la ruka, el cielo se pobló de nuevos espíritus, los Cherrüfes, muy temidos por la comunidad. Y aún hoy, este pueblo respeta la naturaleza y mira al wenumapu, el cielo, buscando la protección de su creador, el Chau Ngenechén.