La epidemia de la peste negra, de la variedad “Bubónica” se manifiesta en el puerto de Mazatlán el 13 de Octubre de 1902; se presume que el virus lo portaban unos marineros que venían a bordo del vapor “Curacao” procedentes de San Francisco California. Se dice que el virus en sus inicios no se evidencia con suficiente claridad, quizás esto se debió a la falta de conocimientos sobre el mal o al hecho de las autoridades de negarse a aceptar que la ciudad pudiera estar asociada con un problema infeccioso, sin aceptar que la realidad era otra.
Los primeros brotes del mal se dieron en una vecindad de malolientes pocilgas de madera, conocidos como “Cuarteria de La madrid”, localizada en donde actualmente es la manzana que forman las Calles Romanita de la Peña, Venus, Roosevelt y Ancla, a una relativamente corta distancia de los cobertizos de la aduana marítima y el muelle principal de embarque. A los siete días de presentarse el primer brote de la enfermedad tuvieron lugar las primeras muertes de una espeluznante cadena que no tendría fin hasta la completa erradicación de la epidemia.
La epidemia de la peste negra, de la variedad “Bubónica” se manifiesta en el puerto de Mazatlán el 13 de Octubre de 1902; se presume que el virus lo portaban unos marineros que venían a bordo del vapor “Curacao” procedentes de San Francisco California. Se dice que el virus en sus inicios no se evidencia con suficiente claridad, quizás esto se debió a la falta de conocimientos sobre el mal o al hecho de las autoridades de negarse a aceptar que la ciudad pudiera estar asociada con un problema infeccioso, sin aceptar que la realidad era otra.
Los primeros brotes del mal se dieron en una vecindad de malolientes pocilgas de madera, conocidos como “Cuarteria de La madrid”, localizada en donde actualmente es la manzana que forman las Calles Romanita de la Peña, Venus, Roosevelt y Ancla, a una relativamente corta distancia de los cobertizos de la aduana marítima y el muelle principal de embarque. A los siete días de presentarse el primer brote de la enfermedad tuvieron lugar las primeras muertes de una espeluznante cadena que no tendría fin hasta la completa erradicación de la epidemia.