Respuesta:El ajedrez en el Perú, si bien es la memoria de lo que aconteció con el deporte ciencia en el Perú durante los años 1939–1986, funciona también como la crónica viva del ajedrez nacional, sus protagonistas, sus altibajos, victorias y derrotas, un relato apasionado de quien vivió y vive para el juego ciencia.
Así, el maestro Pinzón cuenta en vívido recuerdo, entre otras muchas experiencias, las olimpiadas de Buenos Aires en 1939, Dubrovnik en 1950 y Tel Aviv en 1964; a su vez, relata precisa y entretenidamente las vicisitudes de los campeonatos y los contextos históricos en los que estos se enmarcaron.
Sumamente interesante resulta que en cada capítulo de esta historia de nuestro ajedrez se intercalan tácticas, estrategias y juegos de reconocidos ajedrecistas a lo largo de sus partidas en distintas épocas, evocadas, registradas y transcritas por Pinzón.
De igual manera, cabe mencionar la inclusión de una lista de figuras del tablero nacional, con historias de vida completas, características de juego y reproducciones de partidas en cada estilo. Por cierto, la lista concluye con la figura del maestro Julio Granda Zúñiga.
Finalmente, Pinzón hace un recuento de los torneos internacionales posteriores, y genera una serie de planteamientos en torno al futuro del deporte ciencia. En líneas generales, el maestro tiene plena conciencia de que aún quedan jaques que dar, y que la vida, por sobre todo, es la más compleja y la más feroz de las partidas, un tablero, sin embargo, que ha enfrentado con convicción y alegría.
Explicación: y ya dibujas o buscas en gogle una imagen .DAME CORONITA PLIS
Respuesta:El ajedrez en el Perú, si bien es la memoria de lo que aconteció con el deporte ciencia en el Perú durante los años 1939–1986, funciona también como la crónica viva del ajedrez nacional, sus protagonistas, sus altibajos, victorias y derrotas, un relato apasionado de quien vivió y vive para el juego ciencia.
Así, el maestro Pinzón cuenta en vívido recuerdo, entre otras muchas experiencias, las olimpiadas de Buenos Aires en 1939, Dubrovnik en 1950 y Tel Aviv en 1964; a su vez, relata precisa y entretenidamente las vicisitudes de los campeonatos y los contextos históricos en los que estos se enmarcaron.
Sumamente interesante resulta que en cada capítulo de esta historia de nuestro ajedrez se intercalan tácticas, estrategias y juegos de reconocidos ajedrecistas a lo largo de sus partidas en distintas épocas, evocadas, registradas y transcritas por Pinzón.
De igual manera, cabe mencionar la inclusión de una lista de figuras del tablero nacional, con historias de vida completas, características de juego y reproducciones de partidas en cada estilo. Por cierto, la lista concluye con la figura del maestro Julio Granda Zúñiga.
Finalmente, Pinzón hace un recuento de los torneos internacionales posteriores, y genera una serie de planteamientos en torno al futuro del deporte ciencia. En líneas generales, el maestro tiene plena conciencia de que aún quedan jaques que dar, y que la vida, por sobre todo, es la más compleja y la más feroz de las partidas, un tablero, sin embargo, que ha enfrentado con convicción y alegría.
Explicación: y ya dibujas o buscas en gogle una imagen .DAME CORONITA PLIS