El cuatro es un instrumento musical típicamente venezolano, que consta, como lo indica su nombre, de cuatro cuerdas, las cuales pueden ser de tripa o de nailon, y que se denominan de izquierda a derecha: cuarta, segunda, primera y tercera, pero que, musicalmente, le corresponden los nombres de: LA, RE, FA# y SI.
Tiene sus orígenes muy remotos. Aparece en grabados iraníes y cretenses en forma ovoidal y cuadrado. Hay quienes afirman que existía para el año 3.000 a. J.C., porque se han encontrado instrumentos similares en Egipto, que a su vez son derivados de instrumentos caldeo-asirios. Se le ve aparecer en España a comienzos del siglo XIV con cuatro órdenes. Posteriormente el Maestro Salinas -Maestro de capilla de los Reyes Católicos - le añade la quinta cuerda y Vicente Espinel -quien estableció la forma estrófica actual de la décima- le agrega la sexta cuerda a comienzos del siglo XVII (conocida como bordón o espinela) dando origen a la guitarra actual.
La música de la época era contrapuntística, por lo tanto se desdeñaba la forma de tocar rasgueando. Fue Carlos Amat, a fines del siglo XVI, quien enseñaba a tañer el cuatro de la manera típica en que ahora se hace. El cuatro llega a Venezuela con la conquista española, y entra por la ciudad de Coro, ya que en el siglo XVI era la ciudad más desarrollada del país, donde existía la primera diócesis, arzobispado y música en la Catedral. De Coro pasa a El Tocuyo, Carora, Barquisimeto, Portuguesa y Barinas. En crónicas de El Tocuyo y Carora se citan tocadores de guitarra o cuatro. Cumaná era la segunda ciudad en importancia y es probable que por vía marítimo-fluvial se expandiera desde allí por toda la orinoquia. El misionero jesuita Miguel Alejo Shabel llegó a Barinas entrando por Borburata y el 9 de abril de 1705 escribe a Miguel Ángel Tamborino sus observaciones de 15 días de fiestas en homenaje a Santa Lucía e Inmaculada Concepción. Los cantos se acompañaban con cajas, tamborines, arpas y guitarras usado por muchos músicos.
A Cheo Hurtado se le debe una iniciativa de referencia para la cultura venezolana en el siglo XXI: La Siembra del Cuatro, terreno fértil para una inmejorable cosecha de instrumentistas que, tras su participación en el evento han emprendido una carrera musical, bien sea como solista o como acompañante
Respuesta:
El cuatro es un instrumento musical típicamente venezolano, que consta, como lo indica su nombre, de cuatro cuerdas, las cuales pueden ser de tripa o de nailon, y que se denominan de izquierda a derecha: cuarta, segunda, primera y tercera, pero que, musicalmente, le corresponden los nombres de: LA, RE, FA# y SI.
Tiene sus orígenes muy remotos. Aparece en grabados iraníes y cretenses en forma ovoidal y cuadrado. Hay quienes afirman que existía para el año 3.000 a. J.C., porque se han encontrado instrumentos similares en Egipto, que a su vez son derivados de instrumentos caldeo-asirios. Se le ve aparecer en España a comienzos del siglo XIV con cuatro órdenes. Posteriormente el Maestro Salinas -Maestro de capilla de los Reyes Católicos - le añade la quinta cuerda y Vicente Espinel -quien estableció la forma estrófica actual de la décima- le agrega la sexta cuerda a comienzos del siglo XVII (conocida como bordón o espinela) dando origen a la guitarra actual.
La música de la época era contrapuntística, por lo tanto se desdeñaba la forma de tocar rasgueando. Fue Carlos Amat, a fines del siglo XVI, quien enseñaba a tañer el cuatro de la manera típica en que ahora se hace. El cuatro llega a Venezuela con la conquista española, y entra por la ciudad de Coro, ya que en el siglo XVI era la ciudad más desarrollada del país, donde existía la primera diócesis, arzobispado y música en la Catedral. De Coro pasa a El Tocuyo, Carora, Barquisimeto, Portuguesa y Barinas. En crónicas de El Tocuyo y Carora se citan tocadores de guitarra o cuatro. Cumaná era la segunda ciudad en importancia y es probable que por vía marítimo-fluvial se expandiera desde allí por toda la orinoquia. El misionero jesuita Miguel Alejo Shabel llegó a Barinas entrando por Borburata y el 9 de abril de 1705 escribe a Miguel Ángel Tamborino sus observaciones de 15 días de fiestas en homenaje a Santa Lucía e Inmaculada Concepción. Los cantos se acompañaban con cajas, tamborines, arpas y guitarras usado por muchos músicos.
A Cheo Hurtado se le debe una iniciativa de referencia para la cultura venezolana en el siglo XXI: La Siembra del Cuatro, terreno fértil para una inmejorable cosecha de instrumentistas que, tras su participación en el evento han emprendido una carrera musical, bien sea como solista o como acompañante