1- La negación: mecanismo por el cual el sujeto rechaza la idea de pérdida, muestra incredulidad, siente ira.
2- La resignación, en la cual se admite la pérdida y sobreviene como afecto la pena.
3- El desapego, en la que se renuncia al objeto y se produce la adaptación a la vida sin él.
Volviendo a Aberastury, el adolescente tenía que superar tres duelos para convertirse en adulto:
1- El duelo por el cuerpo infantil: el adolescente sufre cambios rápidos e importantes en su cuerpo que a veces llega a sentir como ajenos, externos, y que lo ubican en un rol de observador más que de actor de los mismos.
2- El duelo por el rol y la identidad infantiles; perder su rol infantil le obliga a renunciar a la dependencia y a aceptar responsabilidades. La pérdida de la identidad infantil, debe reemplazarse por una identidad adulta, en ese transcurso surgirá la angustia, que supone la falta de una identidad clara.
3- El duelo por los padres de la infancia: renunciar a su protección, a sus figuras idealizadas e ilusorias, aceptar sus debilidades y su envejecimiento.
4- Aberastury añade un cuarto duelo, al que parece otorgarle menor entidad, el de la pérdida de la bisexualidad de la infancia, en la medida en que se madura y se desarrolla la propia identidad sexual. Propone también que la inclusión del adolescente en el mundo adulto, requiere de una ideología que le permita adaptarse o actuar para poder cambiar su mundo circundante.
1- La negación: mecanismo por el cual el sujeto rechaza la idea de pérdida, muestra incredulidad, siente ira.
2- La resignación, en la cual se admite la pérdida y sobreviene como afecto la pena.
3- El desapego, en la que se renuncia al objeto y se produce la adaptación a la vida sin él.
Volviendo a Aberastury, el adolescente tenía que superar tres duelos para convertirse en adulto:
1- El duelo por el cuerpo infantil: el adolescente sufre cambios rápidos e importantes en su cuerpo que a veces llega a sentir como ajenos, externos, y que lo ubican en un rol de observador más que de actor de los mismos.
2- El duelo por el rol y la identidad infantiles; perder su rol infantil le obliga a renunciar a la dependencia y a aceptar responsabilidades. La pérdida de la identidad infantil, debe reemplazarse por una identidad adulta, en ese transcurso surgirá la angustia, que supone la falta de una identidad clara.
3- El duelo por los padres de la infancia: renunciar a su protección, a sus figuras idealizadas e ilusorias, aceptar sus debilidades y su envejecimiento.
4- Aberastury añade un cuarto duelo, al que parece otorgarle menor entidad, el de la pérdida de la bisexualidad de la infancia, en la medida en que se madura y se desarrolla la propia identidad sexual. Propone también que la inclusión del adolescente en el mundo adulto, requiere de una ideología que le permita adaptarse o actuar para poder cambiar su mundo circundante.