Respuesta:
Por Rev. Julio Ruiz. La verdad de las técnicas modernas para darle una nueva apariencia a cada rostro, es que inconscientemente no queremos llegar a la edad cuando la piel comience a mostrar sus líneas de expresión; término conocido en el argot popular como arrugas. De modo, pues, que la gente trata de revertir el proceso de envejecimiento.
Así, los que van descubriendo flacidez en su piel comienzan a hacerse cirugías plásticas faciales, mientras que otros optan por el método de ponerse inyecciones con el fin de mantener la frescura de la juventud. Pero la verdad no puede ser tapada. La batalla por conservar nuestra apariencia juvenil está perdida.
El proceso de desgaste de nuestro cuerpo nos revela que hay tres etapas para cada vida: la niñez, la juventud y la vejez. De manera que en lugar de perder el tiempo y el dinero en lo inevitable, deberíamos dedicarnos a cultivar aquellas cualidades internas que son las que si permanecen y las que mejor hablan de nuestro rostro interno
Explicación:
La hermosura de los ancianos es su vejez
Esto lo escribimos para reflexionar sobre lo que escribió Myron Taylor, cuando dijo: «El tiempo puede arrugar la piel, pero la preocupación, el odio y la pérdida de ideales arrugan el alma«.
En el proverbio de hoy nos topamos con una sabiduría que debiera ser atendida por todos: “La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” (Proverbios 20:29). Note usted que mientras a los jóvenes se les enaltece por su fuerza, la ancianidad es alabada porque en ella brota otro tipo de belleza.
Es obvio que la “hermosura” a la que el sabio hace mención no es la que corresponde a la física, propia de la niñez y la juventud. Pero lo que él si quiere decirnos es que cada época, cada episodio de la vida, tiene su propio primor.
Si tomamos el ejemplo de la naturaleza podemos decir que una es la hermosura del árbol en sí, otra la de la flor, y la otra la del fruto. De igual manera la ancianidad tiene su propia estética llena de surcos de trabajo y de un caudal de experiencias.
La vida es como las cuatro estaciones del año
Con la llegada del otoño, las hojas verdes y frescas de la primavera cambian de color. La producción de alimentos quedó cumplida durante el verano. Colores con matices brillantes, amarillos, anaranjados y rojos, dan al otoño una belleza comparable al verdor de la primavera
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Quiere decir que aun los ancianos tienen el valor el respeto como toda persona.
Explicación: los jovenes,adultos,ancianos son igual ya que tienen los mismos derechos y valores como ser humano
Respuesta: Por Rev. Julio Ruiz. La verdad de las técnicas modernas para darle una nueva apariencia a cada rostro, es que inconscientemente no queremos llegar a la edad cuando la piel comience a mostrar sus líneas de expresión; término conocido en el argot popular como arrugas. De modo, pues, que la gente trata de revertir el proceso de envejecimiento.
Así, los que van descubriendo flacidez en su piel comienzan a hacerse cirugías plásticas faciales, mientras que otros optan por el método de ponerse inyecciones con el fin de mantener la frescura de la juventud. Pero la verdad no puede ser tapada. La batalla por conservar nuestra apariencia juvenil está perdida.
El proceso de desgaste de nuestro cuerpo nos revela que hay tres etapas para cada vida: la niñez, la juventud y la vejez. De manera que en lugar de perder el tiempo y el dinero en lo inevitable, deberíamos dedicarnos a cultivar aquellas cualidades internas que son las que si permanecen y las que mejor hablan de nuestro rostro interno
Explicación:
La hermosura de los ancianos es su vejez
Esto lo escribimos para reflexionar sobre lo que escribió Myron Taylor, cuando dijo: «El tiempo puede arrugar la piel, pero la preocupación, el odio y la pérdida de ideales arrugan el alma«.
En el proverbio de hoy nos topamos con una sabiduría que debiera ser atendida por todos: “La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” (Proverbios 20:29). Note usted que mientras a los jóvenes se les enaltece por su fuerza, la ancianidad es alabada porque en ella brota otro tipo de belleza.
Es obvio que la “hermosura” a la que el sabio hace mención no es la que corresponde a la física, propia de la niñez y la juventud. Pero lo que él si quiere decirnos es que cada época, cada episodio de la vida, tiene su propio primor.
Si tomamos el ejemplo de la naturaleza podemos decir que una es la hermosura del árbol en sí, otra la de la flor, y la otra la del fruto. De igual manera la ancianidad tiene su propia estética llena de surcos de trabajo y de un caudal de experiencias.
La vida es como las cuatro estaciones del año
Con la llegada del otoño, las hojas verdes y frescas de la primavera cambian de color. La producción de alimentos quedó cumplida durante el verano. Colores con matices brillantes, amarillos, anaranjados y rojos, dan al otoño una belleza comparable al verdor de la primavera